『 Nunca Voy A Perder Contigo 』

Tal vez y sólo sea la química.

Me levanté. No estaba nadie levantado todavía. Me propuse hacer algo de comer para que, cuando todos estén, no tengan que esperar a que alguien lo haga.

—Eso tiene un buen aroma — dijo Ethan. Miré así atrás, le sonreí y seguí en lo mío.

—Sabes, hoy vienen unas personas.

—Ok, no me interesa para nada.

—Solo te decía.

Puse todos los platos encima de la mesa y los tapé. Subí arriba para poder bañarme y ponerme algo cómodo.

Salí; quería preparar algo bueno para cuando vengan las visitas de tía.

—Vete a quitarte ese pantalón —exclamó Ethan.

—Pero déjala ser feliz si a ella le gusta ponerse eso, déjala, ¿tanto te afecta? — respondió David, entre risas.

—Es que no, ella no tiene que ponerse eso, además de que van a venir visitas.

—dijo Notti, un poco enojado.

—Ethan, cállate la boca y déjame ser feliz; si yo quiero vestirme así, ¿qué te importa a ti?

—Ajá.

Seguí con lo mío, que era preparar un pastel para visitas, pero como no sabía, le pregunté a los chicos si sabían hacerlos, a lo cual Darrian me dijo que él sabía mientras bajaba las escaleras.

—Mira, tú vas a poner esto aquí y aquí — dijo Ddot, mientras yo lo miraba.

Estaba tan concentrada en él y en lo que él hacía, y también me explicaba cada cosa.

—De seguro te salen deliciosos —dije, con una sonrisa.

—Claro, son los mejores, soy todo un chef — dijo él, en forma burlona.

Terminamos de hacer el pastel; solo estábamos esperando a que llegaran los invitados. Los chicos estaban jugando mientras Camiga molestaba a Ethan.

—Camila, si yo pierdo por tu culpa, te mato.

—Oye ahora, ¿y tú crees que yo te tengo miedo? — dijo, con cara burlona.

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Estaba haciéndole cosquillas a Ethan; él solo reía y trataba de concentrarse en el juego. Vi cómo tiró el celular a un lado; se le notaba algo enojado, así que dejé de hacerle cosquillas.

—DIABLO, PERDÍ.

Me desaparté de él y me fui a la sala; él me empezó a caer atrás mientras me decía todos los insultos que existían.

—Te agarré, maldita.

Ethan, se acerca a mí y me echo hacia atrás; vi que no tenía salida, estaba acorralada. Él me cargó haciendo que el vestido que tenía se me subiera.

—Suéltame, muchacho, que se me está subiendo el vestido.

—Cállate la boca — dijo él, sin pensarlo.

Me tiró a la cama; yo solo lo miré mal.

Todos escuchamos la puerta abrirse de abajo, así que directamente fuimos a ver quiénes eran y si efectivamente era mi tía y sus invitados.

—Hola, mis niños.

—Hola, tía — dije, acercándome para darle un abrazo.

—Hola, Katy, qué bueno verte de nuevo.

—¿Tú qué haces aquí?

—Se conocen.

—Sí.

No le di tanta importancia. Todos nos sentamos; estaba conociendo a casi todos. Me levanté.

—Voy al baño, regreso en un momento.

Salí al baño ya que no me sentía cómoda estando ahí, ya que Kevin no dejaba de mirarme. Sentí unas manos detrás.

—No sabía que vivías aquí, junto a todos estos chicos. Sé que los demás son primos tuyos, pero ¿Darrian?

—Kevin, vete de aquí.

—¿Qué es Darrian tuyo? — dijo, agarrándome del brazo fuerte.

—No somos nada; encima, ¿tú qué haces aquí? — exclamó. Darrian.

Miré a Darrian a un lado; estaba apretando los puños igual que Kevin.

—Nadie te invitó, ¿o sí?

—Aquí me quedo, por lo cual tengo derecho de estar donde quiera.

Kevin no se aguantó y le empezó a dar trompadas; Darrian reaccionó rápido y también hizo lo mismo.

—Ya, es suficiente.

Darrian paró y dejó ir a Kevin. Yo lo miré y estaba todo lleno de moretones; la nariz sangraba y su boca también.

—¿Qué les pasa? Parecen locos peleando.

—Lo siento, vi cómo te agarraba por el brazo; perdón, fue un impulso, me dejé llevar.

—Está bien, no importa, vamos a curarte esas heridas.

Subí a mi habitación junto con él para buscar un botiquín que tenía para poder limpiar sus heridas. Le dije que se sentara en el borde de la cama y eso hizo. Busqué y lo encontré; me acerqué a él sentándome al lado de él.

—No te muevas.

Limpiaba cada una de sus heridas; él hacía expresiones de dolor, yo solo reía.

—Oye, en serio, lo siento, no quería hacer ese show, es que vi que te estaba lastimando y me dio coraje.

—Está bien, no te preocupes, ya pasó todo.

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Me sentía algo avergonzado porque, diablos, la ayudé, aunque estaría mal si solo me quedara mirando y no hiciera nada.

Ella limpió cada herida, se levantó y fue a guardar las cosas. Escuché la puerta abrirse; era David. Suspiré y miré a Katy.

—¿Qué pasó, David, necesitas algo?

—¿No puedo venir a ver a mi prima y a mi amigo?

—Sí, claro.

—Cuando iba subiendo vi al chico ese todo goleado, ¿qué pasó?

—Nada importante — respondió Darrian, mirando a David.

—Bueno... Mami los está esperando abajo.

—Bajen ustedes primero, yo los alcanzo — respondí.

Ellos accedieron con la cabeza. Guardé cada cosa, me senté en la silla que quedaba al lado del espejo, empecé a observarme y a arreglarme un poco el cabello.