one shot

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And if a double-decker bus crashes into us
To die by your side
Is such a heavenly way to die
And if a ten ton truck kills the both of us
To die by your side
Well, the pleasure, the privilege is mine

El corazón de Roier latía con fuerza dentro de su pecho, resonando al compás del dolor que se ramificaba por el costado derecho de su cabeza. Su respiración dolía como una lija en su garganta, y sus brazos se sentían entumecidos por el esfuerzo de sostener su propio peso durante tanto tiempo.

Los gritos y el rostro de Leo y Richas aún se reproducía en su cabeza, y como sus intentos de salvarlos habían sido en vano. La culpa y la impotencia lo consumían, atormentándolo con la certeza de haber fallado.

La figura enmascarada de Quackity, de quien creía era su mejor amigo, se alzaba ante él. La confusión y la traición se entrelazaban en su mente, haciéndole dudar de cada recuerdo compartido, de cada risa y promesa que ahora parecían huecas. La incertidumbre sobre la verdadera identidad de su amigo y el amargo sabor de la traición lo envolvían, dejando a Roier con una pregunta torturante: ¿Quién era realmente su amigo y quién lo había traicionado?

Sus pensamientos se detuvieron cuando por fin llegó al barco, sin embargo, solo pudo distinguir algunas caras conocidas, pero sus ojos no encontraron el mechón blanco que buscaba desesperadamente.

“Cellbit?”

"DONDE ESTAS?" Roier escribió frenético mientras escudriñaba el horizonte en busca de la figura conocida.

El reloj seguía contando los segundos sobre su cabeza, pero el zumbido en sus oídos era más fuerte que el tic-tac que marcaba el fin de la isla.

"Adiós guapito"

“no pendejo”

"Te amo”

El corazón de Roier se subió a su garganta, un escalofrío helado recorrió su cuerpo y, antes de que pudiera pensar coherentemente, sus piernas se movieron impulsándolo fuera del barco.

"¡Cellbit!" gritó hacia nadie en particular.

Unas manos fuertes lo agarraron de la chamarra, jalándolo de vuelta al interior del barco. La fuerza lo hizo caer de espaldas, y varias manos y brazos lo retuvieron. Lanzó manotazos al aire en un intento desesperado por liberarse. Luchó, mientras varios ojos preocupados le gritaban algo que no podía entender. Tenía que encontrar a Cellbit, tenía que salvarlo.

"¡¿Qué estás haciendo?!" Philza gritó frente a él, sosteniéndolo por el cuello de su camisa y manteniendo su cabeza erguida.

"¡Cellbit aún está en la isla! ¡Necesito volver por él!"

"El tiempo ya se acabó, no lograrás volver a tiempo" pronunció la voz profunda de Fit a su espalda.

Sus amigos lo mantenían retenido, sujetándolo con fuerza mientras él luchaba desesperadamente por liberarse. "¡Déjenme ir! ¡Tengo que salvarlo!", gritaba, con la voz rota por la desesperación. Pero sus palabras chocaban contra los muros de la resignación que sus amigos habían levantado. La impotencia lo ahogaba, y cada intento de liberarse sólo lo hacía sentir más encadenado. Se preguntaba cómo podían haberse dado por vencidos tan fácilmente. La visión de Cellbit, solo y en peligro, lo atormentaba. Cada segundo que pasaba era una tortura, y el peso de la familia que ya había perdido lo consumía.

Bagi le dio un apretón a su brazo y, con el rostro rojo y algunas lágrimas, sacudió la cabeza. "Ya no queda tiempo, Roier."

"NO ME IMPORTA. NO PUEDO DEJAR A CELLBIT. SIN CELLBIT, YA NO TENGO NADA POR LO QUE VOLVER."

I Know The EndDonde viven las historias. Descúbrelo ahora