Secreto Mortífero

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Diciembre de 1940

12:00 Am

Victoria se encontraba sumida en una profunda melancolía al descubrir la cruel verdad de Dorian, el hombre al que amaba con locura, había aceptado casarse con una joven adinerada. El dolor la consumía, sintiéndose traicionada y abandonada en medio de un torbellino de emociones.

Sin poder contener su angustia, Victoria se aventuró en la oscuridad del bosque, hacia el lugar donde solía encontrarse con Dorian. El viento susurraba su nombre mientras las sombras se cerraban a su alrededor, envolviendo la en un manto de desesperación y desamparo.

Al llegar al punto de encuentro, un escalofrío recorrió su espalda al darse cuenta de que había sido citada allí por el hombre que le había roto el corazón. La luna brillaba tenuemente entre las ramas de los árboles, iluminando el escenario de su dolorosa confrontación.

Victoria se sentía como una marioneta en manos de la crueldad de Dorian. En medio de la oscuridad del bosque, enfrentaría a aquel que una vez quiso , dispuesta a confrontar la traición que amenazaba con consumirla por completo.

Victoria se plantó frente a Dorian, con los ojos cristalinos pero llenos de determinación, intentando contener las lágrimas que amenazaban con desbordarse. Su voz resonó en la penumbra del bosque, cargada de emoción y desesperación

-No te cases con ella

Las palabras de Victoria quedaron suspendidas en el aire, como un eco triste que se perdía entre los árboles. Dorian la miraba impasible, con una expresión indescifrable en su rostro, como si luchara internamente entre el deber y el deseo.

En aquel bosque de secretos y susurros, donde las sombras danzaban al compás del viento y los árboles parecían susurrar antiguas verdades, el conflicto entre Dorian Kedward y Victoria Emely alcanzaba su punto álgido. Los secretos se agitaban en la brisa fresca, jugando con las hojas que danzaban a su alrededor, como testigos mudos de una historia prohibida y dolorosa.
Ningún secreto era tan oscuro ni tan mortífero como el que unía a Dorian y Victoria, un vínculo marcado por el amor traicionado y los destinos entrelazados en un baile de pasiones y renuncias. En medio de la oscuridad del bosque, sus corazones latían al unísono, incapaces de romper el lazo invisible que los unía más allá del tiempo y la distancia.

Ahí estaba ella en el bosque . Un cuadro de dolor y nostalgia, con Victoria destacando entre los secretos que susurraban entre las sombras. Su vestido blanco ondeaba con gracia mientras su cabello escapaba de su recogido para danzar con la brisa, reflejando la tristeza que la embargaba.

Mientras tanto, Dorian caminaba en círculos, evitando encontrarse con la mirada de Victoria. Cada paso suyo resonaba en la quietud del bosque, rompiendo el silencio con un leve crujido de ramas bajo sus pies. Apenas iluminado por la pálida luz de la luna, podía distinguir el camino que pisaba, aunque su mente parecía perdida en un torbellino de emociones.

-¿Qué pretendes que haga?
Musitó Dorian, buscando desesperadamente una razón para renunciar a todo por Victoria. Sus ojos reflejaban una mezcla de confusión y anhelo, luchando contra sus propios deseos y obligaciones.
Decidido, Dorian se acercó lentamente a Victoria, quien permanecía inmóvil y firme en su lugar. Con cada paso que lo acercaba a ella, sus corazones latían al unísono, creando una tensión palpable en el aire. Finalmente, cara a cara, se encontraron en un silencio cargado de expectativas y esperanzas.

-…sabes el porque

Murmuró Dorian con la mirada clavada en la suya, buscando respuestas en los ojos de la mujer que lo había cautivado más allá de toda razón.

Abría una ceremonia de boda al amanecer con trescientos invitados presenciando el evento . Lo último de la fortuna de la familia Kedward con todo el esplendor de aquella  fortuna había sido invertido en mostrar su dominio y estatus en la unión de su único hijo, cuyo futuro recaía en los hombros de Dorian. 

Victoria se acercó a Dorian en un susurro

-Vámonos lejos

Sin embargo, Dorian retrocedió un paso, mostrando su conflicto interno.
-Es fácil para ti… pero esto…

murmuró Dorian, señalando con la mirada a ambos en medio del oscuro bosque.

-Esto no funcionará, al menos no por mucho tiempo.

Las lágrimas comenzaron a brotar en los ojos de Victoria, mientras Dorian luchaba con sus propios sentimientos y pensamientos.

-Dorian...

Intentó decir Victoria antes de ser interrumpida por él mismo.

-¡Queremos cosas diferentes!... Somos diferentes

Declaró, apartándose de ella y desviando la mirada hacia algún punto perdido en el bosque para evitar encontrarse con sus ojos, temiendo ceder ante la intensidad de su mirada.

Desesperada, Victoria tomó los hombros de Dorian y lo rodeó con sus brazos, implorando compasión con sus pupilas dilatadas y sus ojos azules llenos de nostalgia.

Cada recuerdo y momento compartido parecía desmoronarse en sus ojos mientras intentaba aferrarse a ellos con desesperación.

Sin embargo, él la apartó bruscamente, rompiendo el contacto físico y emocional que los unía en ese momento de dolorosa verdad.
La desesperación se apoderaba de Victoria, quien no podía contener el torrente de emociones que la embargaba en ese momento crucial.

-¡¿Qué pasa con nosotros?!

Gritó con angustia, las lágrimas deslizándose por sus mejillas mientras caía de rodillas frente a Dorian en un gesto de vulnerabilidad desgarradora.

Dorian, con la mirada impasible y la voz firme, respondió con una frialdad que cortaba como un puñal.

-Nunca existió un nosotros
Pronunció, dejando en el aire un doloroso eco de verdad que resonaba en el silencio del bosque nocturno.

-¡Eres muy cruel…

Murmuró Victoria entre sollozos, sus ojos cristalinos reflejando la devastación que sentía en su interior mientras sus mejillas se tenían de un rojo intenso, mezcla de vergüenza y rabia contenida.

El peso del rechazo resonaba entre los árboles, creando una atmósfera cargada de despedida y desencuentro. Los destinos de Victoria y Dorian parecían separarse en medio de la noche, dejando tras de sí un rastro de corazones rotos y promesas incumplidas en un baile trágico de amor y desilusión.

Dorian, con determinación reflejada en cada paso firme que daba, se alejaba sin titubear, con las manos en los bolsillos y respirando hondo para contener las emociones que amenazaban con desbordarse.
Pero una voz, cargada de dolor y amor, lo detuvo en seco una vez más.

-¡No podré dejarte ir!

Exclamó Victoria con un hilo de voz temblorosa, cada palabra resonando en el aire nocturno mientras sus ojos suplicantes buscaban desesperadamente conectar con él.
Dorian se detuvo por un instante, sin volverse hacia ella, y respondió con una frialdad que contrastaba con la tormenta de emociones que lo embargaba.

-Puedes vivir con ello…

Murmuró antes de retomar su marcha hacia adelante, dejando atrás a Victoria y su sufrimiento desgarrador.

-¡No!... no…
Balbuceó Victoria entre sollozos entrecortados, el dolor y la frustración entrelazados en sus palabras.

-He pasado toda una vida enamorada de ti, he intentado una y otra vez demostrarte que puedo hacerte feliz… pero sé que no podrás olvidar y cargarás este recuerdo contigo
Confesó con la voz quebrada por la tristeza y la resignación.

Dorian suspiró, un gesto cargado de pesar, antes de seguir adelante sin mirar atrás, dejando a Victoria sola en medio del bosque envuelto en sombras. Los ecos de sus palabras perdidas en la noche resonaban como un lamento en el corazón de ambos, marcando el inicio de un doloroso capítulo en sus vidas entrelazadas por un amor imposible y una despedida inevitable.

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