margaritas

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Martin, un niño de apenas 10 años, jugaba en un campo precioso. Lleno de flores pequeñitas del tamaño de su mano.
Corría y reía, dando vueltas por aquel lugar al que iban él y su familia siempre de vacaciones.

A Martin le encantaba la naturaleza y el aire fresco y al ver unas margaritas cerca no puedo evitar llevarse unas cuantas para dárselas a sus hermanos. Quería ver a su hermana sonreír después de que perdieran a su hamster la semana pasada.

Entonces, cuando pasaba delante de la casa de su nuevo vecino, no pudo evitar pararse, ya que se oía una fuerte discusión.

-¡Te tengo dicho que dejes de robarme cosas Juanjo!- gritó la chica

-¡Yo no te he robado el maquillaje Natalia déjame en paz!

-¿A no? ¿Y como es que vas pintado como una puerta eh?

-Han sido tus amigas, que se lo pasan mejor conmigo que contigo porque eres una pesada.- dijo Juanjo con algo de superioridad

-¡Pero tu de que vas niñato te voy a!-

Empezaron a pelearse y Martin no pudo evitar mirarlos, aunque se quedó callado.
No podía dejar de mirar al hermano pequeño que tendría alrededor de dos años más que él  y el cual no había tenido la oportunidad de conocer.
Era alto y tenía unos ojos verdosos muy bonitos, junto con unas pestañas gruesas y largas que no paraban de moverse. Sentía que podría haber estado toda la noche admirando sus facciones.
Y así fue como el pequeño Urrutia tuvo su primer flechazo.

Después de un rato de estar completamente embobado con aquel nuevo vecino, se dió cuenta de que tenía dos pares de ojos sobre él.
En algún momento los hermanos dejaron de pelearse para empezar a observar esa pequeña y extraña presencia que los miraba atenta. Y fue cuando Juanjo y Martin se miraron a los ojos por primera vez.

-¿Y este quién es?- preguntó la hermana mayor de Juanjo.

Juanjo ignoró completamente a su hermana y entonces ella decidió entrar a casa para olvidarse de aquella pésima tarde.

Por otro lado los dos chicos seguían quietos, mirandose a unos metros de distancia.
Desde la perspectiva del mayor, Martin le pareció un chico de lo más interesante. Llevaba una chaqueta que le estaba un poco grande, de aspecto viejo. También unos pequeños zapatos algo mojados, con un par de flores rosas pegadas en la suela y en sus manos se encontraba un ramo de margaritas que le hizo recordar aquellos vestidos que siempre llevaba su abuela.

Martin pudo notar una expresión algo brusca en el rostro de Juanjo, seguramente por la discusión reciente con su hermana Natalia, y al mirar su pequeño ramo decidió avanzar hacia él.
Cuando estuvieron frente a frente, separó una florecilla de las demás y se la dió al contrario.

-Toma, para ti.- dijo sonriendo amablemente.

Juanjo no respondió, pero al instante sintió como se suavizaba su cara y su cuerpo se destensaba.
Ambos se sonrieron a la vez que sus ojos comenzaron a brillar, viéndose las farolas reflejadas.

El menor se alejó de regreso a su casa, mientras ambos sentian algo que jamás habían sentido. Todavía faltaba para que descubrieran de qué se trataba pero tenían toda la vida para ello.

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⏰ Última actualización: Aug 06 ⏰

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Martin & Juanjo: miniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora