Sinopsis: Kagami y Shintaro no estaban seguros de cómo enfrentar a sus amigos para darles las 'buenas nuevas'. Sin embargo, sabían que no podían dejarlos fuera de tan especial ocasión. Por otro lado, y como era de esperarse, las dudas sobre cómo sería su futuro comenzaron a surgir apenas cayeron en la cuenta de lo que realmente estaba sucediendo. O, mejor dicho, de lo que tal responsabilidad implicaría para ellos y sus parejas.
Shintaro y Kagami estaban, cuanto menos, estupefactos, fuera de sí, o ya no eran capaces de describir su estado de ánimo ante una noticia tan inesperada y, sin duda, inédita. ¿Ellos, dos jóvenes que aún no habían cumplido los veinte años, estaban embarazados? El hecho más chocante era, sin duda, el de ser hombres; es decir, personas que se suponen incapaces de procrear por naturaleza y físicamente. Ninguno de ellos había tomado nunca ningún medicamento que pudiera estimular el desarrollo de hormonas, fueran del tipo que fueran, ni siquiera esteroides anabolizantes u otros suplementos que suelen utilizar los deportistas de alto rendimiento para aumentar su masa muscular o su resistencia. Se consideraban demasiado jóvenes para eso. Y también demasiado sanos, al margen de las habituales lesiones que pudieran sufrir producto de la práctica de baloncesto. Pero allí estaban, atravesando su primer mes y medio de gestación de unos niños cuyo sexo, obviamente, todavía desconocían. Con ese asunto para nada menor del que ocuparse, por así decirlo, decidieron que lo mejor sería posponer temporalmente sus proyectos para el futuro. Shintaro sabía que incluso podría asistir a la universidad en línea hasta que se estableciera definitivamente, por lo que eso no sería un problema para él. Sin embargo, ni él ni Kagami estaban seguros de que la gente de Boston Celtics fuera tan indulgente en ese aspecto.
—Muchachos...
Llamó Tatsuya, caminando hacia la plataforma donde sus tres amigos esperaban su avión con un pequeño bolso colgando de su hombro izquierdo. Taiga, Daiki y Midorima, aunque sobre todo el pívot de cabello y ojos rojos y el escolta de gafas, arquearon una ceja al ver eso. Sin embargo, fue Aomine quien formuló la pregunta que daba vueltas en sus mentes:
—Himuro... ¿Vas a algún lado? ¿No tienes práctica mañana a primera hora?
— ¿Y dejarlos solos en este momento? Aunque, para ser honesto, fue Alex quien me ayudó a tomar una decisión. La temporada no comienza hasta mediados de mayo. Además, y a pesar de que no hemos estado fuera demasiado tiempo, he comenzado a extrañar a los demás muchachos...
Ellos también extrañaban a sus amigos. Aunque, sobre todo, Shintaro echaba muchísimo de menos a Takao, a pesar de que la noche anterior habían tenido una videollamada. Sin embargo, nada se compararía con tener en sus brazos a ese pequeño y sardónico Escorpio al que había llegado a amar desde que se conocieron en Shutoku. Pero, por sobre todo, ansiaba tenerlo entre sus piernas. Porque ¿cuánto tiempo más podría negarse a sí mismo que lo que más echaba de menos de Kazunari era tener sexo con él? Por supuesto, nunca lo diría en voz alta; su orgullo todavía no le permitía confesar algo así salvo delante de su novio. Antes de que pudiera darse cuenta, un calor familiar comenzó a trepar lentamente por sus mejillas, pintándolas de un suave tono rojizo que hizo todo lo posible por disimular cubriéndose el rostro con ambas manos. Pero fue demasiado tarde; Aomine, precisamente, Aomine, ya lo había pillado. Y una sonrisa muy significativa apareció en el rostro del pivote moreno de ojos índigo.
—Te ruego que no empieces ahora, Aomine... —le advirtió Kagami al percatarse de la razón detrás de la expresión pícara de su novio —Será mejor que nos vayamos o perderemos nuestro vuelo. Por cierto, y antes de que preguntes, ellas ya saben que volveremos, aunque todavía no les he dicho por qué...
Aomine estaba bastante confundido en cuanto a quién se refería exactamente su novio y por qué diría esas palabras de esa manera tan particular, y significativa. Midorima, por otro lado, no pudo evitar una leve -y, por qué negarlo, muy poco habitual en él- risa; especialmente, cuando el pensamiento de la expresión más probable de Satsuki Momoi al momento en que le comunicaran la noticia cruzó por su mente. Esperaba la sorpresa inicial -y obvia- de ambas mujeres. Sin embargo, conociendo a la ex manager de Teiko como la conocía, Shintaro podía decir a ciencia cierta que ella sería la más feliz de ellas una vez que se recuperara de la misma. Incluso por Kagami, a pesar de que todavía eran sólo conocidos cercanos. Quizás demasiado cercanos a estas alturas, para decir la verdad. En cuanto a Riko Aida, efectivamente se habían hecho muy buenas amigas, e incluso trabajaban juntas en el centro deportivo de alto rendimiento que la ex entrenadora de Seirin y su padre Kagetora tenían en Tokio.
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Nuevas Etapas
FanfictionFanfic creado para el evento de Agosto de MPREG de mi adoradisima Ilitia Forever! Sinopsis: Ellos estaban enamorados, de eso no le cabía la menor duda a ninguno de sus amigos y familiares. No obstante, ninguno imagino que, a pesar de su juventud y s...