I.

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—No entiendo estos rumores sin sentido. No son sensatos, y no solo por ser evidentes falacias, si no porque, si nuestra situación fuera la que todo el mundo asegura, ¿de verdad mereceríamos el odio tan violento de todas estas personas?, ¿tan solo por amar? —Chuuya volteó hacia a su mejor amigo. —El odio siempre es insensato. Lo que creen que somos, ese grupo al que creen que pertenecemos... Esas personas no perjudican a la sociedad con su existencia, son tan funcionales como tú y como yo... son tan humanos como nosotros.

Dazai mira al suelo, abatido. Una ligera sonrisa irónica se dibuja en su rostro, casi sin fuerzas. Las ojeras, producto de las noches sin descansar son de lo más evidentes.
Desde luego no ha sido fácil dormir.

Aquel alumno del colegio donde trabajaban no se imaginaba el infierno en el que convertiría la vida de sus profesores gracias a las mentiras que hizo circular sobre un supuesto romance.

Un romance "sucio".
Un romance "pecaminoso".
Un romance "asqueroso".
Un romance entre dos hombres.

El número de alumnos bajó drásticamente. Sus colegas comenzaron a menospreciarlos, a insultarlos, a ofenderlos e ignorarlos. Llegaban a sus salones para ser recibidos con grandes trazos de gis en las pizarras verdes, trazos que mostraban el odio puro que la sociedad dejaba caer sobre ellos. Sus autos los recibían con basura, pintura y destrozos. No tardaron en ser despedidos por petición colectiva de los padres de los menores.

Incluso en esa situación, no culpaban al infante. Los niños mienten después de todo. Son débiles y muchas veces usan las mentiras para salir de sus propios problemas. Un niño de siete años no imaginaría la magnitud de sus palabras.

Fueron los adultos a su alrededor quienes las hicieron crecer.
Fueron los adultos a su alrededor quienes convirtieron sus quejas en olas de odio.

—Es natural apreciar a las personas que han estado tanto tiempo con uno mismo; carajo, eres mi mejor amigo. Es normal que después de tantos años seamos cercanos. Vivimos juntos, entiendo que puedan confundir nuestra situación por eso, ¡pero no les da el derecho de asumir y mucho menos de atacar nuestro estilo de vida! —Chuuya golpea con fuerza la mesa a su lado. El estrés sigue latiendo en la vena que se marca en su cuello. —Se creen con el derecho de juzgarnos, pero sus hijos se pudren en el mismo cúmulo de odio que sus padres. Son bestias. Dales pan y no pararan de comer hasta devorarte los dedos.

El castaño escucha con una mirada perdida a su amigo, incluso sin derrochar un exceso de emociones, la forma en la que tiemblan sus manos, la piel lastimada de su labio y su cabello desarreglado son suficiente para evidenciar la fragilidad de su estado actual. Sin embargo, respira y comienza a hablar para no dejar a su amigo con las palabras en el aire.

—Aún recuerdo cuando nos conocimos —un ritmo suave y discreto se crea entre los dedos del castaño y la carpeta amarilla que sostiene entre brazos. Aquella en la que guardaba algunos de los trabajos que sus alumnos le regalaban. La sujeta con la misma melancolía que su triste mirada dirige al suelo. —, recuerdo verte correr por el pasillo y pensar "que chico tan genial". Pero no solo eras genial, Chuuya. Eras brillante, y no solo en lo académico. Tenías —hace una breve pausa para corregir el tiempo en el que expresa la frase que vocaliza. —tienes... una esencia brillante. Me fue inevitable tomarte cariño también.

El pelirrojo mira a su mejor amigo tímidamente y le sonríe con suavidad. Incluso en este tipo de momentos les es imposible considerar superficial el vínculo que tienen. Años de hacerse compañía no pueden perder fuerza ante los pensamientos retrogradas de la ciudad en la que viven.

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⏰ Última actualización: Aug 05 ⏰

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La Mentira Infame || Soukoku - OneShot.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora