Capítulo 3: La Obsesión

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Con el paso del tiempo, la admiración de Alexa por Daniel se transformó en algo más complejo y oscuro. Lo que había comenzado como una inspiración se convirtió en una obsesión. Alexa, que siempre había sido una persona segura de sí misma y de su arte, empezó a cambiar. No fue un cambio repentino, sino un proceso gradual, casi imperceptible al principio.

Alexa empezó a pasar más tiempo en el mundo de Daniel que en el suyo propio. Se involucraba más en sus actividades, asistía a sus ensayos de banda y salidas nocturnas, y se alejaba de su trabajo y de sus amigos. Quería ser parte de su vida en todos los aspectos, y para ello, sentía que tenía que adaptarse a su estilo y preferencias.

Cambió su vestimenta, adoptando un look más rockero, con chaquetas de cuero y botas pesadas. Incluso modificó su peinado, buscando reflejar un poco del estilo desaliñado y cool de Daniel. Sin embargo, estos cambios externos eran solo la punta del iceberg. Internamente, Alexa empezó a cuestionar cada aspecto de su personalidad y de su vida.

Dejó de trabajar en algunos de sus proyectos artísticos más personales, pensando que no serían del agrado de Daniel o que no encajaban en el mundo en el que ahora se encontraba. Empezó a dibujar y pintar temas que creía que le interesarían más a él, perdiendo así la conexión con su verdadera pasión y creatividad.

Daniel, por su parte, no parecía notar estos cambios con la misma intensidad que Alexa. Para él, ella siempre había sido increíble tal como era. Disfrutaba de su compañía y admiraba su talento, pero no se daba cuenta de la transformación interna que Alexa estaba atravesando. Creía que los pequeños cambios en su estilo eran simplemente una evolución natural, una forma de explorarse a sí misma.

Sin embargo, Alexa sabía que estaba perdiéndose a sí misma en el proceso. Cada vez que miraba sus nuevos dibujos, sentía que algo faltaba, que algo estaba apagado. La chispa que solía caracterizar su arte parecía haberse desvanecido. Sus clientes empezaron a notarlo también. Sus trabajos ya no tenían la misma energía y originalidad, y comenzaron a quejarse.

Una noche, después de un largo día de trabajo y un agotador ensayo de banda de Daniel, Alexa se quedó despierta hasta tarde, contemplando su vida. Se sentó en su pequeño estudio, rodeada de sus bocetos y pinturas. Las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas mientras veía las obras que había creado antes de conocer a Daniel. Cada trazo, cada color, eran reflejos de su alma, algo que ahora sentía que había perdido.

Decidió llamarlo. "Daniel, necesito hablar contigo," dijo con voz temblorosa. Daniel llegó a su apartamento preocupado, y cuando entró, encontró a Alexa sentada en el suelo, rodeada de sus pinturas. "Alexa, ¿qué está pasando?" preguntó, arrodillándose a su lado.

Alexa tomó una profunda respiración. "Daniel, siento que me estoy perdiendo. Me he convertido en alguien que no reconozco, y lo he hecho para que tú me quieras más, para encajar en tu vida," confesó, sintiendo el peso de sus palabras.

Daniel la miró con tristeza y ternura. "Alexa, yo te amo por quien eres, no por quien crees que debes ser. La verdadera tú es la persona que quiero en mi vida, no esta versión distorsionada. No necesitas cambiar para mí."

Las palabras de Daniel fueron como un rayo de luz en la oscuridad de Alexa. Se dio cuenta de que, al perderse en su obsesión, había olvidado la importancia de ser ella misma. A partir de ese momento, supo que tenía que tomar medidas drásticas para redescubrir su identidad y reconectar con su arte.

Decidió tomarse un tiempo para ella, alejarse de Daniel y del torbellino que su vida se había convertido. Sabía que sería doloroso, pero también era necesario para sanar y reencontrarse. Necesitaba redescubrir la Alexa que se había perdido en su intento de ser alguien que no era.

Este fue un punto de inflexión para Alexa. Sabía que el amor y la obsesión podían confundirse fácilmente, pero también comprendía que solo el amor verdadero podía perdurar. La verdadera prueba sería aceptar quién era realmente y permitir que otros la amaran por eso.

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