Fui a por un vaso de agua, luego volví a mí cuarto, el cual comparto con mi hermano, al cuál llamo por su segundo nombre, Alejandro, después de beberme el agua puse el vaso en un mueble junto a mi.
Repentinamente, este cayó al suelo provocando un pequeño ruido, que de suerte no despertó a mis padres, pero a mí hermano si-.
Este se levantó levemente, yo volteo nervioso y nos quedamos viendo unos segundos, antes de que el abriera sus labios, balbuceando.
—Traes la tres cincuenta?— Alejandro.
—Cual tres cincuenta- — Rodrigo.
—Asisi, Simon wey, aquí la traigo— Rodrigo.
Después de responder aquello, mi hermano volvió a caer en los brazos de morfeo.
Esto me acaba de pasar hace menos de un minuto-