En los años donde nuestro señor de Joseon llenó de paz esta noble tierra, existió una historia de trágico amor que navegó entre los plebeyos astutos en el arte del conocimiento convencional. Se hablaba de la tragicomedia más hermosa jamás hecha en la historia de nuestra civilización, la obra de vida que trajo consigo desgracia y lágrimas de sangre manchando el noble acto de la diversión callejera. De esa historia se sabe poco. Apenas, se conocen los nombres de los protagonistas y sus virtudes, pero nada más allá de simples relatos que cursaron de generación en generación hasta que un petulante mestizo como yo decidió escribirlo sobre papel. No solo por el afán de conservar esta tragicomedia en papel, sino también para exponer la crueldad de tales señores carentes de misericordia que impidieron la vida de un joven, cuyo único error fue amar.
Divulgábase entre las tradiciones de los plebeyos, el origen del amante trágico, cuya cuna permaneció en la más humildes de las moradas, carente de agua y comida. La noche de su nacimiento –como perduraron en la mayoría de los relatos–, no existió luz en la villa que le diese la bendición celestial. El rechazo de los dioses se manifestó a través de la negrura de la noche y, al poco tiempo de escuchar su primer llanto, el cielo lloró por la desafortunada vida que le tocaría pasar. Jeongguk fue su nombre, el primero en su descendencia que había nacido una noche del noveno mes del año, donde el otoño se tiñó de un ambiente tan frívolo que las montañas del norte parecieron descender sobre la ciudad.
Existen versiones muy diferentes, alrededor de su niñez. Algunos mencionan que Jeongguk creció en compañía de su madre, quien, abusada y maltratada por los grandes señores (incluso por propios plebeyos), debido a su naturaleza carnicera, decidió abandonar al niño en el lúgubre camino de la vida, clavándose a sí misma el mismo cuchillo con el que cortaba la carne. Otros, relatan que fueron los mismos pobladores quienes quemaron su hogar, indispuestos a tolerar el sufrimiento ajeno de una mujer de poco valor. Muy pocos hablan de la presencia del padre, pues nunca se conoció verdaderamente quien de todos los amantes de la mujer había entorpecido su camino con la creación de un niño. Pero, en lo que todos coinciden es en el hecho de que el joven Jeongguk no conoció el cuidado materno después de los ocho años y se arrojó a la pobreza e injusticia de las calles para sobrevivir.
Sin oficio más aprendido que el de carnicero, se aventuró a practicar la caza en los bosques aledaños, obteniendo la carne fresca que le brindaba el pan de cada día. A pesar de los insultos, los golpes y numerosos abusos sufridos por su origen, Jeongguk persistía optimista en el rubro de la cacería. Triste, sin embargo, fue el final de su sustento cuando, poco provisionado de seguridad, se abalanzó hacia su presa aún consciente y esta, como si pensara que no necesitaría una de sus extremidades, le arrancó el brazo de un solo mordisco, condenándolo a la miseria de vivir sin el brazo izquierdo con el que tensaba el arco.
La partera que lo había traído al mundo curó el brazo herido, pues ningún otro quería ayudarlo en su desgracia. Jeongguk se quedó sin brazo y sin fortuna, olvidado entre las paredes de una morada que se caía a pedazos y mutilado debido a la carencia de su propio alimento y el abandono de su madre.
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Vesti la giubba ; kookmin os.
FanfictionDonde Jeongguk es un bufón y Jimin, el bello chico que inspira sus actos. ➳ Angst. ➳ Jeongguk top, Jimin bottom. ➳ Inspirada en la canción "Vesti La Guibaa" - Pagliacci. ➳ Prohibida Copia/Adaptación. ➳ Publicada: 19/09/22.