Único

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Rodrigo suspiró por quinta vez, estaba frente al espejo de su habitación y nada de lo que se ponía lo dejaba completamente satisfecho.

Y la cuestión eran sus pechos, demasiado pequeños para un escotes abiertos y diminutos para escotes cerrado. Cada día sentía que era más una maldición que un beneficio.

Cada día los veía más pequeños, más insignificantes. No paraba de compararse con las mujeres y donceles de su universidad. Lo tenían todos, además de bonitos pechos grandes.

Lo hacía sentir tan minúsculo,  se sentía poca cosa para su novio. El merecía más que pechos pequeños, casi inexistentes.  El castaño se dio por venció al no encontrar nada que le guste realmente.  Estaba frustrado y el día recién comenzaba. 

Sin mas tiempo que perder, tomó la primera remera que encontró y se la puso, en realidad era un de su novio. Lo hacía sentir más seguro.

El transcurso a su universidad fue tranquilo. No paso demasiado cundo estuvo delante de su curso, gracias a dios no le faltaba demasiado para graduarse.

Justo estaban en los preparativos y sus compañeros estaba hablando y planeando la ropa que usaría, nada demasiado importante en ese momento. 

El castaño entró al salón y las miradas llegaron hasta el, no era un secreto que Rodrigo Carrera era codiciado, su belleza llegó a ser comparada a la de un ángel incluso.

Por cada lugar por el que pasaba las miradas se posaban en el, incluso debía inventar miles de números cuando se lo pendía. Aunque su novio no era la excepción, tan guapo, detallista, amoroso, se tomaba el tiempo de comprarle ropa ya accesorios que piensa que se verían bien en el ojiverde.

O cuando tenía intimidad el hombre era gentil al principio, hacían el amor y le susurraba papalabras dulces al oído. Luego se apoderaba de su cuerpo y lo follaba sin piedad. Dejando sus piernas temblando y sus pecho tamborileando sin aliento. 

No podía estas mas enamorado. Están tan ocupado fantaseando que había olvidado donde están realmente. Trajo su mente devuelta a su lugar y se obligó a seguir hasta se asiento. El castaño se dejó caer en la silla dejando de lado los pensamientos de su novio

Las clases dieron inicio y a pesar de estar prestando toda su atención, no podía evitar dar vistazos a los pechos de sus compañeras, realmente estaban bien dotadas.

Con bonitas curvas y tamaños sorprendentes, o por lo menos más grandes que los suyos. El castaño volvió a sentirse estúpido, comparándose de nuevo. Se reprendió a sí mismos y volvió toda su atención al maestro.

Las clases por fin llegaron a su fin y estaba muriéndose de ganas por ir al departamento que compartía con su novio y dormir hasta el día siguiente.

Rodrigo tomó sus cosas decidido a salir del aula cuando una de sus compañeras más cercanas le llamo.

— Rodrigo, estaba esperándote, ven con nosotras, tenemos algo para ti. — El menor dudo en primer lugar. Solo quería ir a su casa y dormir el resto de la tarde pero al final las chicas lograron convenciéndolo.

— ¿Que es? ¿Puede ser rápido? Estoy cansado. — Murmuró mientras ellas aceptaban, no tardaría nada, dijeron. Las chicas asistieron dejaron pasar al castaño hacia los baños.

Rodrigo sentía el ambiente tenso, pero sentía que solo se trataba de él.

— Comprado este vestido pero la verdad que no me gusta como me queda en la parte de atrás, así que pruébatelo y dices si te lo quedas.

Una de la chicas extendió su mano con la bolsa rosa de papel. El castaño las miro y sintió un poco de desconfianza, después de todo no eran la clase de amigas milipilis que comparten la ropa.

Small tits|Rodrivan|Adaptacion Donde viven las historias. Descúbrelo ahora