Capítulo 4

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Malaika se movió lentamente sobre Lowell, besándolo con una pasión que no había experimentado desde la trágica pérdida de Christine. Sus manos acariciaban su rostro, mientras él se deleitaba con la suavidad de su piel y la sinuosidad de sus curvas.

El calor de sus cuerpos entrelazados contrastaba con el frío de la cripta, creando una sensación embriagadora. Sus sentidos se embotaban, absortos en la vorágine de sensaciones que Malaika despertaba en él. Ya no existía nada más que ellos dos, entregados a una danza repetitiva.

Malaika se arqueó hacia atrás, ofreciéndole una magnífica vista de su silueta. Sus manos recorrieron la tersura de su vientre, ascendiendo lentamente hasta cubrir la suavidad de sus pechos. Ella jadeó, complacida, y reanudó sus movimientos cadenciosos, llevándolo al borde de la locura.

Cuando ambos alcanzaron el éxtasis, fue como si el mundo a su alrededor se detuviera. Sus respiraciones agitadas fueron el único sonido que rompió el silencio sepulcral de la cripta. Malaika se acurrucó a su lado, y él la envolvió entre sus brazos, sintiéndose más vivo que nunca.

Por unos breves e intensos momentos, había logrado olvidar su pasado atormentado, su odio hacia los Shaw y su interminable tristeza. Lowell Relish se había entregado por completo a la ardiente pasión que Malaika despertaba en él. Se había entregado a una descendiente del hombre que jodió su existencia. Pero, ¿cuánto duraría esta efímera dicha?

Relish se sentía atormentado por saber qué debía hacer. No podía creer que una simple joven lo hubiera hecho perder los estribos. Ella simplemente había hecho lo que quiso con él y a ambos no les había importado que apenas se conocieran. Nada importaba ya. Ambos se habían hecho uno y eso le había gustado mucho.

Lowell se encontraba en una encrucijada emocional. Por un lado, la conexión que había experimentado con Malaika era algo que no había sentido desde la trágica pérdida de Christine, su gran amor. Esa entrega, esa sensación de estar vivo nuevamente, lo había tentado a olvidar todo su odio y su interminable sed de venganza contra los Shaw.

Pero por otro lado, la razón le decía que no podía confiar en Malaika, que era una descendiente del hombre que tanto daño le había hecho. ¿Cómo podía estar seguro de que ella no formaba parte de algún extraño plan macabro de su familia? La desconfianza y el resentimiento comenzaron a brotar nuevamente en su interior.

Lowell se separó lentamente de Malaika, su mirada se tornó fría y distante de un momento para otro. Ella lo miró con confusión y una chispa de temor.

─¿Qué sucede, Lowell? ¿Acaso he hecho algo mal? ─preguntó Malaika con voz temblorosa.

Él se levantó, recomponiéndose, y comenzó a vestirse con movimientos mecánicos.

─Esto... esto no puede ser. No puedo confiar en ti. Eres una Shaw y eso es algo que no puedo olvidar, sin importar lo que hayamos compartido aquí.

Malaika se incorporó, cubriendo su desnudez con su ropa, el dolor y la decepción se vieron reflejados en su rostro.

─Pensé que habíamos encontrado algo especial, Lowell. Pero veo que sigues atrapado en el pasado, cegado por tu odio.

Un silencio tenso se apoderó de la cripta. Lowell evitaba mirar a Malaika, su mente se debatía entre su deseo de dejarse llevar por la pasión y su firme resolución de no bajar la guardia. Finalmente y después de un largo instante, él tomó una decisión.

─Lo siento, Malaika. Debo irme. No puedo permitirme volver a caer en las redes de los Shaw, sin importar lo que sienta.

Sin decir más, Lowell se alejó, dejando a Malaika sola y devastada en la fría oscuridad de la cripta.

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⏰ Última actualización: Aug 09 ⏰

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