Capítulo 2

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Llevar a ese hombre, monstruo o lo que fuera, fue más complicado de lo que pensó en un principio.

Pesaba demasiado y no es que Wonwoo fuese una hombre débil. Era muy hábil, bueno con las armas en especial con la espada y en una lucha cuerpo a cuerpo, su agilidad y rapidez la hacían un peligroso contrincante, pero arrastrar a un hombre malherido era harina de otro costal.

Para su suerte, Wonwoo contaba con toda clase de materiales de rescate, pero para conseguirlo tendría que trasladarse al consultorio y eso no era una opción. Recuperar heridos se convertía en algo común cuando su gente salía en misiones de caza y estar preparados era de vital importancia.

Correr hacia el consultorio y sacar una camilla de Stokes sin que nadie se diera cuenta no sería algo fácil, más bien una misión imposible. Levantaría demasiadas sospechas y perdería un valioso tiempo, así que acabó por pensar rápido y entró a su casa para agarrar una de sus mantas.

No era la mejor opción, tal vez lo dañaba más de lo que ya lo estaba, pero quedarse de brazos cruzados era mucho peor porque estaba seguro de que si no hacía algo pronto, ese hombre moriría.

Al salir, miró a su alrededor para asegurarse de que no hubiera nadie en las cercanías y corrió de nuevo hasta donde encontró al licántropo herido.

Suspiró al verlo en el mismo lugar.

—No es como si fuera a convertirse en un lobo y atacarme en el estado en el que está. Tampoco creo que pueda llegar muy lejos en sus condiciones—murmuró en voz alta y estiró la manta en el suelo—. Esto no será muy agradable, ¿sabes? Dolerá, pero créeme que eres afortunado de que te haya encontrado yo y no mi gente —le dijo a pesar de que estaba inconsciente y no lo escuchaba.

Pero, por algún motivo, sentía la necesidad de explicarle paso a paso lo que iba a hacer para que estuviera tranquilo.

«¿Tranquilo? Está casi para irse al mundo de los espíritus y encontrar la paz eterna, yo diría que está mucho más que tranquilo. Está casi muerto», pensó y la sola idea de verlo fallecer le provocó malestar.

La realidad era que estaba aterrado, no quería que muriera.

—No vas a morir mientras yo esté aquí para salvarte —masculló entre dientes mientras lo agarraba de los brazos y comenzaba a tirar de él hacia la manta. El hombre emitió un gemido de dolor, pero Wonwoo no se detuvo—. Sé que duele, pero es por tu bien, necesito sacarte de aquí para que nadie te encuentre.

Cuando consiguió colocar la mitad del cuerpo sobre la manta, tropezó y estuvo a punto de caer sobre él.

El hombre abrió de nuevo los ojos y se apresuró a arrodillarse a su lado y fingir que no estuvo a punto de aplastarlo con su cuerpo.

—Intento ayudarte, soy doctor —comenzó a calmarlo y a calmarse porque debía recordar que era un licántropo. Hasta ese momento, cada vez que se había acercado a uno de ellos, siempre habían estado en una celda, atados y con la protección de su clan, pero ahora estaba solo—. No tienes que temer, no permitiré que nadie te haga daño. Tampoco permitiré que tú me lo hagas. —Mientras lo decía acarició su daga de plata.

No pudo evitar perderse en aquellos ojos que eran de una bonita tonalidad gris y, cuando lo miraban con tanta fijeza como lo hacía en ese instante, sentía que se le cortaba la respiración.

Wonwoo no pudo evitar peinarse el cabello con los dedos y ruborizarse ante aquella mirada que parecía leerle hasta el alma.

«No seas tonto y apresúrate —se reprendió—. Este hombre no te mira a ti, está mirando al más allá y si no te das prisa, no solo lo mirará, se mudará hasta allí».

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⏰ Última actualización: Sep 29 ⏰

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