Mientras más tiempo pasaba más gritos se hacían presente en toda la escuela, estábamos relativamente seguros dentro del salón, los chicos y algunas chicas fuertes intentaban con todas sus fuerzas bloquear las puertas del salón mientras los esas cosas intentaban entrar,los gritos afuera del salón eran ensordecedores, y el caos se extendía rápidamente por toda la escuela. El sonido de golpes en la puerta se intensificaba mientras los chicos intentaban frenéticamente mantenerla bloqueada con las bancas y escritorios. Mi respiración era errática, mis manos temblaban y el sudor frío recorría mi frente.
- ¡Esto no puede estar pasando! - grité en un intento desesperado de convencerme de que todo era una horrible pesadilla.
Sergio, que hasta hace unas horas me parecía un completo idiota, estaba ahora liderando el esfuerzo por mantenernos a salvo. Mientras tanto, Sofia y Madeline se acercaron a mí, tratando de tranquilizarme.
- Abilene, tenemos que pensar en algo - dijo Madeline, su rostro pálido por el miedo. - No podemos quedarnos aquí para siempre.
Sofia, siempre la más sarcástica, aunque esta vez sin su usual tono relajado, agregó: ¿y ahora qué hacemos?
Antes de que alguien pudiera responder, un fuerte golpe contra la ventana del salón hizo que todos volteáramos de inmediato. Una de esas cosas, con el rostro desfigurado y cubierto de sangre, estaba tratando de romper el cristal, el tiempo parecía detenerse por un segundo y todos nos miramos, sabiendo que si esa ventana cedía, no tendríamos ninguna oportunidad.
- ¡Necesitamos salir de aquí! - gritó Sergio. - Si nos quedamos encerrados, estamos muertos.Rápidamente comenzó a organizar un plan. Nos dijo que teníamos que buscar una salida alternativa, algo que nos diera una oportunidad de escapar. Los pasillos estaban llenos de esos... monstruos. Era una locura siquiera pensarlo, pero teníamos que arriesgarnos.
- Vamos a intentarlo por el techo - sugirió Axel, el mismo que había hecho comentarios crueles antes. Irónicamente, parecía ser una opción lógica.
Entre todos logramos mover algunos muebles para formar una especie de escalera improvisada. Uno por uno, comenzamos a subir al techo, tratando de no hacer demasiado ruido. Mis piernas temblaban tanto que pensé que no podría hacerlo, pero con la ayuda de Sofia y Madeline, finalmente logré subir.
Al estar en el techo, pude ver la magnitud de la destrucción. La escuela, que siempre había sido un lugar tan familiar, estaba ahora cubierta de humo y gritos de terror. Los no muertos se arrastraban por todos lados, buscando a los pocos sobrevivientes que aún quedaban. Sergio nos guiaba con firmeza, aunque se notaba que estaba igual de asustado que todos. Avanzamos por el techo, buscando una forma de salir del campus. Mi mente aún no podía procesar del todo lo que estaba ocurriendo. ¿Cómo había llegado a esto tan rápido?De pronto, un ruido detrás de nosotros nos sobresaltó. Era Eloaiza, quien había estado perdida entre el caos, corriendo hacia nosotros con lágrimas en los ojos y sangre en su ropa. Pero no estaba sola. Detrás de ella, tres de esas criaturas la seguían, avanzando con una velocidad aterradora.
- ¡Corran! - gritó Eloaiza, con una desesperación en su voz que nunca antes había escuchado. Sin pensarlo dos veces, todos comenzamos a correr por los techos de la escuela, buscando un lugar donde pudiéramos escondernos o escapar.El corazón me latía tan rápido que parecía que iba a explotar. ¿Realmente este era el fin?---Sofía, Madeline, Sergio y yo, sabíamos que no sería fácil. Teníamos que sobrevivir. Y mientras corría, con el sonido de esas criaturas cada vez más cerca, me di cuenta de que, por muy aterrador que fuera, aún no estaba dispuesta a rendirme.
