Capitulo 23

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- Hola, cariño - saluda una señora entrando por la puerta con muchas bolsas de supermercado en las manos, de espaldas a nosotros - ¿Qué hizo Paula ésta... Oh, hola, Diego, no sabía que vendrías y, ¿quién es ésta jovencita?

Santos: Ella es mi madre, Lorena. Mamá, ella es Roberta, una amiga nuestra - dice , mientras quitaba las bolsas de las manos de su madre y las colocaba en la mesa.

Lorena: Hola, vengan acá - dice sonriente y acto seguido, se acerca a Diego y a mí con los brazos abiertos, apretujándonos en un abrazo.

Santos: Mamá... - se queja en voz baja, haciéndome reír.

Mi madre era toda seriedad y cuando raramente se encontraba en casa, lo único que hacía era descansar de su trabajo, por lo que eran pocas las veces que vivía momentos como estos en casa.

Lorena: ¿Qué? ¿Tienes algún problema con que les muestre mi amor a estos chicos? - pregunta señalándose a sí misma.

Santos: Sí, lo tengo - responde sonriente , empujando a su mamá en broma al pasar a su lado.

Lorena: Mmm... ya te quiero ver decirme lo mismo cuando necesites dinero - murmura, haciendo reír a todos en la habitación, menos a Santos - ¿Se quedarán a cenar?

- De hecho, esa es la razón por la que nos quedamos, Lorena - dice Diego.

Lorena: Claro, los adolescentes sólo buscan a las madres para que les den de comer - comenta divertida, antes de guiñarnos un ojo y desaparecer en la cocina.

Roberta: Tu mamá es muy agradable - alargo, aún mirando el lugar por donde se fue.

Santos: No , Mabel es agradable , mi mamá es una loca disfrazada - dice , tomando una banana de las bolsas y mordiendo un pedazo.

Roberta: ¿Quién es Mabel?

Santos: La madre de Diego. Enserio, no sabes lo que es una persona agradable, hasta que conoces a Mabel.

Diego: ¿Quieres no hablar de mi madre? Es incómodo - se queja.

Roberta: Creo que es lindo. Yo lo único que puedo decir de mi madre es que, efectivamente, es mi madre - admito riendo.

- Por cierto, hijo, ¿dónde está tu hermana? - grita Lorena.

Santos: Y ésta es la parte buena de ser el favorito de tu madre - susurra en mi oído - Se escapó por la ventana - grita en respuesta.

Lorena: ¿Qué? ¿Y qué estabas haciendo que no pudiste verla? - pregunta saliendo de la cocina con las manos llenas de papa a los costados, mirando a Santos.

Santos: Me pidió un sandwich, fui a hacerlo y cuando regresé a su habitación, la ventana estaba abierta y no había ni un alma en su cuarto - explica con el ceño fruncido y, por un minuto, casi le creo, si no fuera porque yo sé qué pasó en realidad.

Lorena: Esa niña va terminar matándome - dice seguido de un bufido.

Santos: No te abrumes, luego te queda mal la comida.

Lorena: Mmm... luego preguntas por qué te quise abandonar - dice y empuja a Santos, embarrándolo de comida, y así siguen, empujándose entre sí y bromeando entre ellos, como dos personas que se conocen de toda la vida, literalmente.

- Es tranquilizante, ¿no es así? - susurra alguien mi oído.

Roberta: ¿A qué te refieres? - pregunto en voz baja, girándome para poder mirar a Diego, no queriendo interrumpir el bello momento que se presentaba ante nosotros.

Diego: Santos y su mamá, son muy unidos. Odio venir aquí, siempre están alegres, abrazándose y diciéndose cuánto se quieren, bromeando entre ellos. Me hacen sentir asco hacia mí mismo - dice, su mirada perdida, mirando fijamente hacia el frente.

Roberta: ¿Por qué? - pregunto mirándolo fijamente.

Diego: ¿Enserio? Vives diciéndomelo todo el tiempo - ríe, y sigue hablando, interrumpiéndome cuando iba a negarlo - Admítelo, hasta tú sientes eso hacia mí.

Roberta: ¡Claro que no! Sólo... eres algo... especial.

Diego: Ahora se le dice especial.

Roberta: ¿A qué?

Diego: A los tipos como yo, enfadosos, egocéntricos e irrespetuosos - explica con una sonrisa de lado, y los recuerdos golpean mi mente.

Roberta: Oh, Dios, ¿cómo puedes seguir recordando eso? - río suavemente, cubriendo mi rostro con mis manos, incrédula.

Diego: Así que tú también lo recuerdas - dice con una sonrisa de oreja a oreja, contagiándome a mí también - Dejavu- murmura.

Y justo cuando estoy a punto de decir algo más, alguien rompe el momento.

- ¡Tórtolos! - nos llama Santos desde el otro lado de la habitación - La comida ya está lista.

Polos Opuestos •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora