El Amor es como una inversión, por mas que inviertas tiempo y amor, no hay garantía de que lo que invertíste se devuelva o lo recuperes”
Vela era una joven cuya mente brillaba con la luz de la inteligencia y la determinación. En cada examen, en cada tarea, demostraba su capacidad excepcional, y los profesores no escatimaban en elogios. Sus sueños de un futuro prometedor se dibujaban con nitidez.
Todo comenzó a cambiar el día que conoció a alguien especial. Era un muchacho de sonrisa cautivadora y mirada desafiante, un espíritu libre que parecía navegar sin rumbo fijo. La reputación de el chico le precedía: problemático, rebelde, siempre al borde del caos. Pero había algo en él que atraía a vela como un imán. Sus conversaciones empezaron como pequeños destellos de curiosidad que pronto se convirtieron en una conexión profunda y sincera.
El destino, caprichoso y cruel, decidió poner a prueba a vela cuando su padre falleció. La pérdida la sumió en un océano de dolor y desesperanza, donde las olas de la tristeza parecían ahogarla cada día más. En medio de esa tormenta, el chico emergió como un ancla de salvación. Con su presencia constante, sus palabras de consuelo y su hombro siempre dispuesto a acoger sus lágrimas, él se convirtió en su refugio.
Sin embargo, la madre de Vela no compartía la misma visión. Temía que el chico, con su vida desordenada, arrastrara a su hija a un abismo del cual no podría escapar. Con el corazón cargado de preocupación, le prohibió a Vela seguir viendo a el chico. vela, respetuosa y obediente, acató la orden de su madre, aunque su corazón se rompía un poco más cada día.
El año que siguió fue un sendero arduo y solitario para Vela. Se sumergió en sus estudios, tratando de encontrar en el conocimiento un bálsamo para su dolor. Poco a poco, su espíritu comenzó a sanar, aunque la cicatriz de la pérdida permanecía. Mientras tanto, el chico se desvanecía en su propio mundo. Sin Vela a su lado, su vida volvió a los viejos hábitos, y la chispa de su interés por ella se apagó lentamente.
Una tarde de otoño, el destino volvió a cruzar sus caminos. Vela, caminando por la ciudad, se encontró cara a cara con el chico.
El tiempo había cambiado muchas cosas.
En los ojos de el chico no había rastro del amor que una vez compartieron, solo una indiferencia que dolía más que el olvido. Vela entendió entonces que algunas personas están destinadas a ser capítulos breves en la larga novela de nuestra vida, llegan pero se van con el viento.Con una mirada final y un suspiro silencioso, Vela continuó su camino. La tristeza de esa pérdida se mezclaba con una fortaleza renovada. Sabía que su futuro aún le deparaba grandes cosas, y que cada persona que había tocado su vida, incluso brevemente, había contribuido a forjar la mujer en la que se estaba convirtiendo.
Y así, Vela siguió adelante, con la mirada puesta en sus sueños y el corazón lleno de las lecciones del pasado. Cada paso la llevaba más cerca de su destino, aunque ella no sabe aún su verdadero destino.
El Amor al igual que el destino es algo tan inesperado y lleno de incertidumbre, que aveces no nos damos cuenta sobre nuestro propio rumbo, he vivido tanto en la cabeza de alguien para saber que es sentirse amado y a la vez que hagan lo más humano que es abandonar si encuentran a alguien mejor.
El amor es una palabra con significado múltiple el cual puede variar de persona en persona y generacion en generación, pero el significado de la vida tambien es uno con significado múltiple… Eso es lo que hace interesante la vida.
La vida esta lleno de significado, tragedias, risas, sonrisas y lágrimas.
Nadie elige donde nacer….. Pero si hacia donde dirigirse.
El amor es un juego sadico el cual todos eligen su propio dolor, sus propias cicatrices al punto que todos olvidamos que estamos ahí por cuenta propia. En el amor nunca se gana, solo se pierde…. Y si es asi… Porque seguimos amando???