Año 1 (1/1)

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Todo comenzó exactamente el 19 de Julio de 2013.

Estaba tranquilamente jugando con peluches mientras veía un programa de caricaturas bastante entretenido, escuché que mi madre Iris recibía a su amiga, me llamó para ir a saludar.

Su amiga Mistral me saludó con un apretón de cachetes y con la típica pregunta "¿Ya cuántos años tienes?"

—5 años— dije rápidamente intentando volver lo mas pronto posible a la habitación para continuar jugando

—Que grande estás, Max, oye, ¿Te parece jugar con mi hija mientras yo platico con tu mamá?—

Escuché una voz detrás suyo, era una niña de mi misma estatura, tenía el cabello castaño y era de piel blanca, estaba comiendo un pedazo de chocolate amargo que yo había deseado por todo el día —Hola, me llamo Melanie, ¿Quieres chocolate?—

Asentí un poco feliz y fuimos a mi habitación, horas después comenzamos a jugar

—¿Que te dejan de tarea en la escuela? Tal vez nos podamos ayudar—

—Pues ¿Sabes multiplicar?— contestó con otra pregunta mi pregunta

—Aun no me enseñan eso pero... Se cuánto es 6x6... ¿En que primaria vas a entrar?— pregunté con curiosidad

Melanie levantó una ceja —¿Entrar? Pues, estaba en la escuela privada 04, pero me cambiarán en esta semana a la pública 10— la misma primaria a la que yo iba a entrar

Con un tono exagerado y sorprendido pregunte cual era su edad

—Soy más grande que tu, pero, 7 años—

¿que?

Se veía como de mi edad, por lo cual me sorprendí y comencé a hacer preguntas que haría cualquier niño pequeño "¿Qué se siente tener 7?" "¿Cuantos amigos tenías en la primaria?"

Horas después entró su madre llorando, le habló en voz baja y como no me queria entrometer, traté de no escuchar. Mistral se fue, haciendo notar un sonido de puerta cerrandose —¿Tu mamá está bien?—

Entró mi mamá un poco nerviosa —Niñas, necesito que se pongan estos audífonos, ¿Quieren que les ponga El Rey León?—

—¡No!— dije con un quejido mientras Melanie asentía felizmente —Pero mamá, no me gusta esa película—

—Está bien a ti te pondré otra cosa—

Escuchamos un grito afuera y mi madre de inmediato nos puso los audífonos, no escuchaba demasiado bien lo que dijo, pues mis oídos ya estaban tapados

—No se los quiten hasta que yo venga— al menos eso entendí. En una laptop que teníamos estaba viendo un documental de pájaros, y en la laptop que había traído Mistral, Melanie veía El Rey León.

Una media hora después me aburrió un poco, voltee hacía la pantalla de la castaña y comencé a entretenerme con su película, en ese momento se acabó mi documental y mis audífonos quedaron en completo silencio.

Pude escuchar como gritaban fuera de la casa, era obvio que iba a tener curiosidad ¿No?
Abrí un poco la puerta de mi habitación y observé que mi mamá estaba hablando por teléfono mirando hacia la ventana que daba a la calle.

Comenzaban a haber luces de patrullas que daban hacía las cortinas y sus sirenas llegando me ponían nerviosa, cerré la puerta de inmediato.

Querida MelanieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora