Avin subió a un gran árbol de hojas moradas. Sus intenciones eran poder impulsarse y salir volando. En su aldea, era muy común que muchas personas; gradualmente la mayoría de los habitantes de la aldea Felep. Lograron volar por los aires, no todos volaban con alas. ellos volaban gracias a una energía que se encontraba en su interior, llamado "Espíritu."
El espíritu yace en los seres vivos, tanto animales como humanos. Sin embargo hace ya unos miles de años, los humanos aprendieron a controlar el poder que surge del Espíritu.
Obteniendo un poder increíble. Logrando la capacidad de volar, poder utilizar técnicas entre otras cosas.
Avin que aún estaba aprendiendo como controlar su Espíritu. Quería apresurar aún más las cosas, todos en la aldea, lo llamaban "Ridículo" "Debilucho" "Anormal", debido a su lento desarrollo en controlar el espíritu.
(Tengo 14 años, aun no logro controlar ni la mitad del 10 por ciento de mi espíritu. ¡Soy una maldita vergüenza!)
Con gran habilidad, escaló hasta la cima del árbol. Su equilibrio era estable, aunque se tambaleaba un poco. Miro hacia el suelo; Avin estaba unos 10 metros hacia arriba.
(No tengo buena habilidad con el espíritu, pero soy bueno sin tener que usarlo, ¿Quién lo diría?)
Avin respiró profundamente, empezó a relajar su cuerpo; pero sin soltarse de la rama, sino se caería al suelo. Su corazón empezó a latir tranquilamente, su cuerpo se relajaba lentamente.
Su mente en blanco. Era una de las reglas para poder controlar el "Espíritu."
Abrió los ojos, soltó la rama y se impulsó hacia el cielo. Sus pies se desprendieron de la rama que pisaba.
"Vamos..." Dijo una voz de una persona, expectante de lo que iba suceder.
Su cuerpo no caía, pero tampoco se elevaba. Su cuerpo quedó levitando a 11 metros del suelo, a un metro más del árbol del cual se había impulsado.
"¡No te emociones, sigue concentrándote!" Dijo la voz.
El no respondió, pero su silencio le dio a entender a esa voz, que le había escuchado. Su mente en blanca o imaginarte algo que te relaje. Eran algunas de las indicaciones que su amiga le había dicho. Sus nervios empezaron a surgir de la nada, sin previo aviso. Para tratar calmarse, desecho el consejo de la mente en blanco, así que opto por pensar en algo relajante.
El sonido de las gotas cayendo al suelo, a la tierra seca, a las hojas de los árboles que duermen en el bosque, con una tranquilidad y paz mucho mayor que la tormenta la cual estaba presente. Las gotas caían en las hojas y luego al suelo seco; que después comenzaba a humedecerse.
Avin, desde pequeño miraba la lluvia desde su casa. O desde algún otro lugar donde siempre recurre ir. Era tranquilizante para él, algo hermoso, una maravilla de la naturaleza. Siempre esperaba que lloviera, miraba fascinado cada vez que el cielo se cubría de nubes grises, y largaba el agua que tenían acumulando por un buen tiempo. Las tormentas eléctricas eran otro espectáculo que le fascinaba, hasta que un día lamentablemente, un rayo impactó sobre la casa de Avin y terminó dejándolo sin hogar. A pesar de su trauma, cada vez que hay tormentas eléctricas, él las mira, aun con miedo, pero también con una pizca de luz en sus ojos, pizca de fascinación.
El cuerpo de Avin empezó a moverse a donde él quería. Su forma de volar era horrible, el lo sabia. Pero por lo menos, ahora sí estaba controlando poco a poco. Miro una cascada que estaba a unos cuantos metros de distancia, con una mirada determinada y nerviosa, dio la orden a su cuerpo que volara hasta la cascada.
Su cuerpo se tambaleaba, cada vez que se tambaleaba Avin saba un suspiro lleno de alivio; alivio de no caerse, de no romper su concentración, de no dejar de volar.
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La leyenda de los portales
AdventureEl Grupo Mortal es el más famoso del reino de Buenos Aires. Entre sus aventuras lograron encontrar, indicios de la existencia de los seis o siete portales que están en algunas partes del mundo. Tras esto el reino de Buenos Aires les pidió y ordenó...