El lindo encuentro se vio interrumpido por el carraspeo de una garganta a unos metros detrás suyo. Al darse la vuelta vio al nuevo demonio que acababa de llegar mientras de un salto se posicionaba al lado de Daki.
"No los liberamos para que hagan una escenita frente a nosotros" El nuevo demonio les dijo con un evidente tono de desagrado dirigido hacia ellos, haciendo a Uzui desear darle un golpe en ese instante para callarlo.
Daki se acercó al oído del nuevo demonio para susurrarle algo que aparentemente logró calmarlo, porque lo siguiente que este hizo fue simplemente dirigirse a los sillones de atrás y tomar asiento mientras su mirada permanecía fija en la familia recién reunida del Hashira.
"Bien... ¿Qué tal si nos presentamos correctamente?" Dijo Daki mientras señalaba al resto de los demonios de la sala y a sí misma. "Supongo querrán saber más de todos nosotros" Comentó lo último mirando específicamente a Uzui.
"Como dije antes, mi nombre es Daki. Sexta Superior" La demonio enunció rápidamente como si fuera algo sin importancia.
"Hola a todos, yo soy Enmu. Primera Menguante." Dijo el demonio con el que peleo la otra vez mientras una extraña mueca de ensoñación se formaba en su rostro. Era un tipo raro.
"Rui. Quinta Menguante." Dijo el demonio que aparentaba la edad de un adolescente, sonando frío e incómodo ante su presencia.
"Me llamo Kazumi." Se presentó la chica al lado de Rui apresurada mientras sus ojos parecían estar recorriéndolo por completo de manera examinante.
Un silencio breve se apoderó de la habitación antes de que Daki soltara una pequeña tos mientras le dirigía una mirada al demonio faltante.
"Hermanito..."
"Gyutaro. Sexta Superior." Finalizó de manera cortante mientras sus ojos parecían devolverle una mirada cansada a la fémina a lo que esta le respondió con una pequeña sonrisa.
"Con que ese es su hermano..." Guardo el dato en su mente así como cada frase informativa que habían dado los demonios.
"Ahora sí," Retomó la conversación Daki. "A lo que los trajimos," Extendió una mano hacia Uzui y sus esposas como instándolos a sentarse. "Puede que esto tarde un poco."
Daki por fin había terminado de explicarles todo a detalle. El cómo podrían ayudar a Uzui a fortalecerse a sí mismo y alcanzar nuevos niveles de fuerza que nunca antes se hubiera imaginado. Prometió que mientras siguieran sus reglas y les permitieran entrenarlo, no tendría que preocuparse por nada. Sus esposas estarían a salvo y serían tratadas como invitadas, mientras que a él se le otorgarían más cosas conforme a méritos propios.
Por ahora se le había ofrecido una sencilla habitación japonesa de tamaño promedio, equipada con un pequeño baño interior. Mientras que sus esposas habían ganado cada una habitaciones tan lujosas como las que tenían el resto de los residentes demoniacos, solo que en versión japonesa para su comodidad, y seguiría siendo así siempre y cuando Uzui se comportara.
No hace falta decir que a Uzui no le quedó más opción que aceptar.
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"¿Han pasado cuánto? ¿Dos semanas?" Cuestionó Rui, con un toque de sorpresa e incredulidad coloreando su voz.
"No tengo ni la menor idea, pero ha hecho grandes avances." Kazumi dio su opinión.
"Así de increíbles son a veces los humanos." Asentí en acuerdo antes de susurrar en voz baja. "Y eso mismo los convierte en impredecibles y peligrosos..."
