Hace mucho tiempo, mucho más del que puedan imaginar, los dioses se reunieron y buscaron crear una criatura diferente a todo lo anterior: el hombre. Decidieron hacerlo de carne y hueso, pero había un pequeño detalle, no sabían cómo diferenciar a cada uno. Por este motivo, uno de los dioses presentes propuso que le dieran a cada hombre algo especial que los diferenciara, pero decidieron hacer que ese factor especial pudiera apreciarse en cada ser humano, con la forma de una estrella brillante en la espalda de cada uno. Uno de los dioses se negó, este era el Dios del agua cuyo nombre era Elías, el cual se caracterizaba por su naturaleza sabia y serena, pero su opinión no fue tomada en cuenta y crearon al hombre con una estrella brillante en su espalda.
Así nacieron los primeros hombres. Todos ellos tenían sus estrellas en la espalda, eran de diferentes tamaños, colores y brillaban con diferente intensidad. Pero los dioses no previnieron los desastres que esto podría ocasionar, porque al estar las estrellas en la espalda, la gente podía admirar las estrellas de los demás, pero no podía ver la suya, lo que provocó sentimientos de negatividad y odio entre ellos. Y andando el tiempo, en esa sociedad disfuncional nacieron dos lindos bebés en la ciudad denominada como Grecia.
Uno de ellos nació en una familia que apenas podía sostenerse y su estrella era pequeña de color marrón con un brillo insignificante, a quien nombraron Atychos, que significaba desafortunado. El otro bebé había nacido en una familia poderosa y de linaje puro, por lo que su estrella era grande de color dorado con el brillo más resplandeciente, quien fue nombrado Megaleío, que significaba grandeza. Cada uno fue creciendo con el tiempo, mientras Atychos era desconfiado y envidioso, Megaleío desbordaba confianza en sí mismo y era muy orgulloso porque todos adulaban la estrella en su espalda. En ese tiempo, aunque no lo crean, existían escuelas que preparaban a cada uno para su rol en la sociedad en base a la grandeza de sus estrellas. El Dios Elías se sentía profundamente decepcionado al ver que la creación que se suponía debía de ser la más hermosa y perfecta, no era más que un recipiente lleno de odio y rencor hacia los demás, por esta razón decidió bajar al mundo humano y se disfrazó de un profesor con una estrella común y corriente.
En cuanto comenzaron la escuela, el adolescente Atychos sintió odio hacia su compañero Megaleío. El profesor Elías se dio cuenta que el odio de Atychos hacia Megaleío era más fuerte que cualquier otro, y que podría tener grandes consecuencias. Intento hablar con Atychos, diciéndole que su estrella era perfecta tal y como era, pero los sentimientos negativos no podían desaparecer de un día para otro.Y asi, en un día de escuela común, Atychos estaba decidido a terminar con Megaleío, pero el Dios Elías se percató de sus intenciones y fue a detenerlo. En un momento, Atychos se abalanzó sobre Megaleío y forcejearon en el césped hasta que el cielo se tornó oscuro, cubriendo en su totalidad el sol y un rayo cayó a su lado. Eso provocó que se separaran y ante ellos se encontraba el Dios del agua Elías en su verdadera forma.En su rostro se mostraba su profundo descontento y enfrentó a Atychos diciéndole – Atychos, te has apresurado en tus conclusiones, porque Megaleío se siente tan desdichado como tú, ha crecido en un lugar de lujos y lleno de cumplidos, pero toda su vida se ha sentido solo, porque esos cumplidos son vacíos, hechos por gente que le envidia y desea lo peor para él. Megaleío no puede ver su estrella y aunque proyecta confianza, por dentro es tan frágil como un cristal -.Ante estas palabras Atychos volvió su mirada hacia Megaleío para observar qué estaba llorando al igual que él. Elías había observado a estos dos pequeños toda su vida y podía ver su dolor, entonces con el agua formó un espejo que reflejaba las espaldas de cada uno.
Por primera vez, Megaleío y Atychos podían ver sus estrellas. La de Atychos no era marrón como le habían dicho, era más bien purpura con un brillo pequeño y la Megaleío era de un dorado fuerte pero su brillo también era pequeño. A todo esto, Elías les dijo - Sus colores son hermosos a su manera, pero el brillo se ha opacado por sus emociones negativas, porque, lo que los hace especiales se nutre cada día, nada está decidido, las dos estrellas son hermosas, solo deben dejar salir su brillo. Entonces, ¿Están dispuestos a aceptarse tal como son y olvidar su envidia? -.Atychos miro a Megaleío y sonrieron mutuamente, comprendieron que nadie puede medir lo especial que eres y entonces sus estrellas brillaron con el fulgor nunca antes visto. Elías se alegró y volvió al cielo para hablar con los otros dioses, mientras que Atychos y Megaleío se volvieron los amigos más improbables, y todos admiraron sus hermosas estrellas. Los dioses volvieron a reunirse y bajo el mando de Elías decidieron poner las estrellas en el corazón del ser humano. Durante tu adolescencia sentirás envidia y juzgarás en base a prejuicios, pero lo que te hace especial esta en tu corazón y solo tú puedes medirlo, conocerás a las personas y veras sus estrellas en sus corazones, pero piensa que tu estrella es especial a su manera, y podrás afrontar los conflictos que son generados por las emociones negativas.
Y llegamos al final de este cuento que duró un momento. ¿Y tú?, ¿Qué tan brillante es tu estrella?
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La estrella en tu corazón
FantasyUn cuento corto simplemente encantador al que deberías darle una oportunidad.