TIME FOUR

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Judith

Ya llevo dos días en solitario, cada uno más aburrido que el anterior. He hecho todo lo que podía para mantenerme entretenida: me fumé todos los cigarros, conté hasta 100,000, intenté hacer una voltereta, hice ejercicio, grité, conté mis pasos, conté cada hebra de mi cabello, imaginé miles de escenarios ficticios, y dormí bastante, a pesar de las constantes pesadillas. He examinado cada parte de mi cuerpo, observando las cicatrices, los moretones... Y ahora estoy en medio de la habitación, acostada, con uno de mis brazos estirado hacia arriba, sosteniendo el encendedor. El resto de mi cuerpo está extendido como si estuviera haciendo un ángel de nieve. Enciendo, apago, enciendo, apago. Es el único estímulo que he podido tener hasta el momento, mi única distracción. <<¿Y si quemo todo?>> No. Tomo una hebra de mi cabello y la enciendo. Veo cómo se va quemando lentamente, y antes de que la llama llegue a la raíz, la apago. Tomo otra hebra y hago lo mismo. Me sorprende lo interesante que puede ser esto cuando no tienes nada mejor que hacer. Observo cómo la pequeña llama se extiende, hipnotizante. De repente, empiezo a escuchar pasos en el exterior. Rápidamente apago el encendedor y me levanto. Me acerco a la cama y escondo el encendedor en su lugar habitual, en el soporte. Escucho cómo la manija de la puerta se abre poco a poco, así que me siento sobre la cama, intentando parecer distraída.

—ZR65, hora del baño —dice la vigilante.

Así que me levanto y la acompaño.

El baño está dividido en tres partes. Una gran hilera con pequeños cuartos para los inodoros y lavamanos, separados por finas paredes de azulejos blancos, iluminados por luces fluorescentes que parpadean de vez en cuando. A la izquierda está el vestidor, un espacio amplio con bancos de metal y una fila de casilleros de color gris opaco, algunos con candados y otros ligeramente abiertos, dejando entrever toallas y artículos personales. Las duchas están detrás de una doble puerta, un gran espacio con varias duchas pegadas a la pared, con azulejos blancos que cubren el suelo y las paredes. Aquí te ven hasta el alma. No hay ni una sola ventana, por lo que no estoy segura si es de día o de noche. La vigilante se queda siempre en la puerta de la entrada, donde me encuentro ahora. Paso hacia el área de vestidores. Como no hay nadie, puedo suponer que probablemente es de madrugada y los demás están durmiendo. Me desnudo y tomo mi toalla del locker para envolvérmela. Me dirijo hacia la puerta doble de las duchas, pero cuando estoy a punto de tomar la manija, escucho unos ruidos extraños... Al acercarme más, me doy cuenta de que son gemidos. ¿Cómo habrá entrado un chico al baño de mujeres? Probablemente si los encuentran aquí se meterán en serios problemas. Intento abrir la puerta despacio, porque sé que si me devuelvo y la vigilante se dará cuenta de que no me bañé, querrá hacerme preguntas y lo más probable es que supervise el área. Al asomar la cabeza, me percato de que no hay un hombre, sino dos mujeres. Están bajo la ducha: una de piel morena con largas trenzas, apoyada en la pared con la cabeza hacia atrás y la espalda estremecida; su mano acaricia uno de sus pechos mientras la otra está entrelazada en el pelo de la rubia que está de rodillas frente a ella, haciéndole sexo oral y con las manos en sus caderas.

—Disculpen —les susurro, mirando hacia otro lado y entrando por completo a las duchas.
Al percatarse de que no estaban solas, se separan rápidamente y se tapan con sus toallas que estaban en el suelo.

—No es por interrumpir su momento, pero hay una vigilante en la puerta y creo que esto les puede traer problemas —dije mientras movía el dedo índice señalando todo.

—Mierda —dijo la morena mientras se pasaba las manos por las trenzas—. ¿Qué haremos? Yo casi estoy por salir de aquí, no quiero problemas —dijo, dirigiéndose a la rubia.

—Puedo hacer un escándalo para ayudarlas a salir. Me da igual estar encerrada otra vez en solitario —me encogí de hombros—, solo confíen en mí.

Dejando un Hogar que Nunca ExistióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora