🎬🏐 | ❝baby, i'm never gonna leave you, say that you wanna be with me too 'cause i'ma stay through it all❞
Nayuta decidió nunca más involucrarse con jugadores hasta que algo pasó, los planetas, los destinos y todas las estrellas se alinearon.
Tobio...
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°•. capítulo 4: hearts are hers for the breaking.
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Podía escuchar el golpe del balón desde donde se encontraba, parada bajo la puerta de salida que se dirigía hasta el gimnasio. Jugó con sus manos increíblemente indecisa, recuerdos de la noche del viernes llegaron a su mente. Entonces se puso a recapitular lo que había pasado. Los dos chicos de primer año sí habían asistido a su obra, para su sorpresa, los había visto mientras interpretaba el papel sobre el escenario.
Nayuta no pensó que cumplirían con su palabra y ahora ella debía cumplir la suya en ir a verlos jugar, pero no se atrevió a cruzar el umbral y dirigirse al gimnasio. Se quedó congelada pensando en todo lo que dirían a sus espaldas si la volvían a ver cerca de un jugador, aterrada y cansada de los tontos murmullos que correrían tan rápido como un río. ¿Desde cuándo le molestaba tanto? ¿Qué tan asustada se encontraba por desmoronar la adoración que había logrado el viernes? Porque sabía que si cruzaba la entrada del gimnasio de voleibol, todos se iban a enterar.
Bufó frustrada, odiando cada mínimo pensamiento que la volvía insegura. No debería ser tan complicado, solo iría a verlos jugar un deporte del que no tenía la mínima idea porque Nayuta cumplía con sus promesas. Rodó los ojos cuando el pasillo comenzó a llenarse, entonces dió media vuelta y se alejó.
Subió las escaleras pasando entre los demás estudiantes regalando sonrisas y devolviendo saludos, ocultando su satisfacción detrás de sus ojos brillantes. Se acercó hasta el pizarrón de avisos para comenzar a sacar los afiches que se habían pegado referente a la obra, liberando el espacio para otras actividades. Escuchaba cómo los alumnos charlaban, poniéndose al día sobre su fin de semana, agudizó su oído curiosa por si alguien mencionaba su presentación. Y mientras doblaba los folletos que terminaría tirando a la basura luego, sintió una presencia detrás suyo.
Un cuerpo más grande que el suyo se recostó por ella, poniendo su mentón sobre su cabeza. Lo escuchó suspirar y el familiar aroma a vainilla invadió sus sentidos, Nayuta abrió los ojos dejando que sus manos arrugaran el papel que sostenía y aunque sus sentidos la alertaron de correr lo más rápido posible, no pudo.
