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Sexual

Lalisa Manobal.


Mis ojos se empiezan a cerrar luchando contra el sueño, leer ofertas de trabajo a altas horas de la noche es buen material contra el insomnio.

Me planteo desistir de la fallida búsqueda hasta que encuentro uno que encaja con la características que estoy buscando. Repaso varias veces el anuncio para asegurarme de que es real. La esperanza se instala en mi pecho, este trabajo me va como anillo al dedo. Cumple los requisitos principales que estoy buscando: trabajo de fin de semana, turno de noche y buen salario. Me inscribo en la oferta y envío el curriculum, cruzo los dedos y cierro el portátil.

Vuelvo a revisar mi teléfono y todavía no hay respuesta de Jungkook.

Yo:

¿Puedes venir o puedo ir a verte?

Parezco una loca obsesionada, pero realmente solo puedo pensar en estar con él una y otra vez. Me he vuelto adicta a la adrenalina, a la sensación de saber que estoy haciendo algo malo, a los increíbles orgasmos que solo él parece ser capaz de proporcionarme.

Miro mi reloj y suspiro, hace dos horas que le escribí y ni siquiera sale el tic azul de que haya leído el mensaje. Me meto debajo del edredón y me remuevo incómoda, pensar en Jungkook de nuevo me ha puesto demasiado caliente para dormir. Mis ojos oscilan por la habitación y se encuentran con su camiseta. Ahora que caigo en ello si Bogum hubiera subido a mi habitación hubiera sido difícil explicar de donde había salido esa camiseta. Mis pies desnudos se pasean por el suelo frío hasta llegar a la camiseta, me agacho y
aspiro su olor. Está claro que la poca cordura que me quedaba se la ha llevado el increíble cuerpo de Jungkook.

Me despojo de toda mi ropa y deslizo su camiseta en mi cuerpo. Me tumbo en mi cama de nuevo y cierro los ojos, revivo la maravillosa sensación de tenerlo dentro y mi mano parece tener mente propia con sus recuerdos.

El timbre me sobresalta y me saca de mi ensoñación. Busco mis zapatillas y me pongo una bata encima. Bajo las escaleras con nerviosismo, el timbre suena cada vez con más insistencia.

Miro por la mirilla de la puerta y la adrenalina se dispara por mi cuerpo.

- ¿Qué haces aquí? -pregunto sorprendida.

Estira su brazo y descuerda mi bata revelando que debajo llevo únicamente su camiseta.

- ¿No puedes dejar de pensar en mi, cierto? -la sonrisa ladeada de arrogancia le queda malditamente bien en ese rostro.

Mis mejillas se calientan, da un paso hacía adelante y cierra la puerta, doy un paso atrás de forma instintiva aunque mi cuerpo ruega que me lance a sus brazos.

- Podrías haber respondido el mensaje, pensaba que ya no vendrías...-le recrimino.

- ¿Quieres que me marche?¿Te he despertado? -pregunta manteniendo la sonrisa.

Niego con la cabeza.

- No ¿qué?

- No a ninguna de tus preguntas.

ROCKSTAR +21 [LISKOOK] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora