Ú N I C O

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—Tic-tac. Tic-tac. ¡Bum!

El tic-tac incesante precedió al estallido ensordecedor de la bomba, mientras el hombre, con una sonrisa en los labios, observaba al chico correr aterrorizado por su vida. A lo lejos, contemplaba cómo el rostro de este palidecía y las lágrimas surcaban su piel, una imagen que encontraba hermosa.

—Tae, cariño—llamó con voz estridente—. Si no te das prisa, tu destino será la muerte—advirtió—. ¿Sabes cuánto sufriría si algo te sucediera?

Avanzó con paso lento y deliberado, el crujir de las hojas bajo sus pies anunciaba el peligro inminente para aquel que corría con todas sus fuerzas. Sin embargo, ¿cómo podía escapar el joven con una pierna lesionada por los azotes recibidos la noche anterior?

—Mi querido Tae, necesito confesarte algo... Anoche me invadió una profunda tristeza—. Los pasos de Taehyung se detuvieron, sintiendo el dolor punzante de caminar descalzo sobre ramas, piedras y desechos. En cuestión de segundos, su secuestrador estaba a su lado, como había hecho durante los últimos cinco años—. Pensé que te perdería, mi amor...—lo envolvió en un abrazo, y Taehyung observó una lágrima escapar involuntariamente de esos hermosos ojos rojos. La expresión de vulnerabilidad de ese hombre lo hizo sucumbir a los sentimientos extraños que había estado experimentando desde hacía mucho tiempo.

Jeon Jungkook se había convertido en algo significativo para él, de la manera más enfermiza y trágica.

—Oh, mi amor... ¿Por qué me causas tanto sufrimiento?—lo atrapó contra un árbol con firmeza, uno de sus brazos rodeando su cintura mientras el otro aseguraba que su cabeza no sufriera daños—. Solo deseo tu felicidad. Nuestra felicidad. Juntos.

Taehyung frunció el ceño ante esas palabras tan reconfortantes, aunque al mismo tiempo se reprendía por permitirse creer en una felicidad que sabía que nunca llegaría, al menos no con Jungkook a su lado. No cuando ese hombre había acabado con el amor de su vida, no cuando él era la causa principal de su dolor y desdicha.

—Por favor, déjame... déjame ir...— suplicó en un susurro.

—¡No! No vuelvas a pedirme eso, amor.

Jungkook lo contempló con tristeza, viendo cómo las lágrimas surcaban su delicada piel, la misma piel que había acariciado tantas noches. A pesar de su dolor, le resultaba doloroso verlo llorar, aunque incluso en ese estado, su belleza lo envolvía de una manera que le hacía estremecer. Sus manos ansiaban acunar su rostro, secar sus lágrimas y abrazarlo con fuerza, pero el sonido de su llanto lo estaba volviendo loco de una manera que no podía explicar. Este hombre lo tenía completamente hechizado, tanto con su sonrisa como con sus lágrimas.

¿Qué más podía esperar de él?

Se sentía totalmente desquiciado por desear ver ese rostro llorar, pero solo por él, nunca había imaginado que encontraría placer en presenciar su vulnerabilidad de esa manera. ¿Estaba perdiendo la cabeza? Quizás. Pero era por él. Por Kim Taehyung.

Taehyung había irrumpido en su vida de manera abrupta, ocultando su verdadera identidad y desestabilizando todo.

Ahora, debía enfrentar las consecuencias. Era lo justo.

Avanzó hacia él y cedió a sus impulsos. Envolverlo en un abrazo, hundir su rostro en su cuello y respirar su fragancia: Taehyung deslizó sus manos por su espalda amplia, dejando escapar lágrimas en su hombro. Se sentía devastado, como si estuviera perdiendo la cordura en cuestión de segundos, y eso era lo último que deseaba.

Por su parte, Jungkook no podía imaginarse dejándolo ir, permitiendo que se escapara de sus manos. Lo anhelaba solo para él. Con delicadeza, se separó lentamente de él, dejando solo sus manos sosteniéndolo de los hombros para evitar que perdiera el equilibrio.

DANGEROUS || KOOKV +18 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora