Capítulo 9: Te he estado observando, no puedo dejar de mirar esos ojos

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En el corazón del denso bosque, Lucerys emergió de entre la espesura del follaje, la maleza le rasgaba la cara y las manos, pero a medida que avanzaba, podía sentir como su determinación iba creciendo con cada paso.

Sus pasos, firmes y silenciosos, se hundían en la tierra mojada, y a medida que se adentraba en la oscuridad, la vida nocturna del bosque se volvía cada vez más agitada, haciendo que los brillantes ojos de los animales lo observaban a la distancia, alertados por la presencia de un intruso.

La luna se asomaba entre las ramas, arrojando destellos de luz en la tierra húmeda, y la fría brisa que atravesaba las hojas de los árboles hacía sonar una melodía que a Lucerys le resultaba inquietante, sin embargo su instinto de supervivencia se agudizó al tener la sensación de no estar solo.

Los ojos de Lucerys recorrieron la zona en busca de cualquier señal de movimiento y se detuvo para escuchar atentamente su alrededor. Con la mano apoyada en el pomo de su espada, observó que en el suelo del bosque habían hojas y ramitas secas hundidas en la tierra. Estaba yendo por el camino correcto.

Pronto la claridad de la noche se esfumó, dando la bienvenida al amanecer.

Lucerys detuvo sus pasos al escuchar una suave voz, su mirada se posó en una enorme roca con enredaderas entre la vegetación, y entrecerró los ojos, tratando de discernir la identidad del extraño. Era un niño, no mayor de quince años, que estaba escondido, tenía la mirada perdida y su rostro reflejaba cansancio, pero sus ojos lucían extrañamente familiares.

Avanzó lentamente, cauteloso y espero el momento indicado. 

"Fuego y..."

Lucerys murmuró, con una ligera sonrisa.

De repente, una figura esbelta y ágil emergió detrás de la roca. Era el niño que estaba buscando.

"¡Sangre!"

El niño gritó, con una entusiasta expresión, pero la euforia en su rostro se desvaneció al instante al encontrarse frente al hombre encapuchado, que lo observaba fijamente. Su presencia era imponente y aterradora.

Aemond retrocedió, sus ojos se abrieron entre miedo y sorpresa. Los ojos de Lucerys se abrieron de par en par por la sorpresa al reconocer a la persona delante de él, y sintió su corazón latir con fuerza en su pecho.

No esperaba haber encontrado un Targaryen, y mucho menos a Aemond, a quien no había visto en años, no desde la última vez en la que su dragón Vhagar y él lo asesinaron aunque las situación había cambiado.

"Es... es él."

Lucerys pensó, mientras sus ojos escaneaban el rostro del menor.

Sabía que ese niño era Aemond pero ahora lucía mucho más joven. ¿Había sido traído de vuelta como él? Recuerdos de un sangriento pasado comenzaban a nublar su mente, todos esos años vagando sin rumbo y ningún propósito, para que en ese momento volviera a toparse con el causante de su dolor y desgracia. 

Aemond, incapaz de ocultar el pavor en su rostro, recordó las advertencias de su madre de nunca enfrentarse a ese hombre.

"¿Quién eres?"

Aemond exigió saber, su voz era inestable pero firme. Lucerys sostuvo la mirada, la expresión en su rostro era sombría, pero llena de una inquietante calma.

"Alguien que te conoce."

Lucerys dijo en voz baja, provocando que Aemond entrecerró los ojos y frunció el ceño, sintiendo una mezcla de confusión, al no poder recordar donde lo había visto y por un momento, ambos se quedaron congelados, mirándose el uno al otro como si el simple acto de respirar pudiera romper la frágil paz que los mantenía suspendidos en el tiempo.

Lucerys observó la expresión pérdida de Aemond y esbozó una amarga sonrisa al darse cuenta.

"Pronto lo recordarás..."

Lucerys susurró, apretando la empuñadura de su espada. Los ojos de Aemond recorrieron su mano y sintió como el miedo comenzaba a apoderarse de él, retrocediendo lentamente, con la intención de escapar. Pero antes de que pueda reaccionar, Lucerys lo agarró por la nuca con una fuerza firme pero controlada, y sin mucha fuerza, estampó la cabeza de Aemond contra el tronco de un árbol cercano.

El golpe no había sido violento, solo suficiente para detener a Aemond. Sin embargo, Aemond forcejeó pero Lucerys lo mantuvo inmovilizado con una de sus manos mientras lo veía tratando de liberarse.

"Voy a hacerte unas preguntas. Y más te vale ser honesto en las respuestas."

Lucerys dijo, con una voz baja y seria, teñido de frialdad.

"No voy a lastimarte."

Aemond dejó de forcejear, sus ojos estaban llenos de miedo al encontrarse con los de Lucerys.

"¿Dónde están los Stark y los Strong?"

Lucerys preguntó, pero Aemond no respondió, manteniendo su mirada en el suelo de la tierra, intentando evitar la mirada del hombre.

"¿Cuántos escaparon?"

Lucerys volvió a preguntar.

"¡No lo sé!"

Aemond respondió, y tragó saliva mientras sus ojos se movían buscando la forma de escapar. Lucerys frunció el ceño y su mano apretó suavemente la nuca de Aemond, forzando que cerrará los ojos.

"Dime la verdad."

"¡Estoy diciendo la verdad!"

Aemond respondió, abriendo los ojos y luchando por mantener la calma. La sensación de las fuertes manos del hombre que sostenían su nunca era extraña, y noto que no aplicaba fuerza, e insistió.

"Madeline me dijo que me escondiera en el bosque."

"¿Madeline?"

La confusión cruzó el rostro de Lucerys.

"¿Quién es ella?"

"Ella... ella es quien me cuida."

Aemond respondió, sabiendo que la verdad podía ser su salvación o su condena, cerró los ojos al sentir que el hombre lo jalaba y lo empujaba contra el árbol.

"¿Por qué estás con ellos?"

Lucerys preguntó con curiosidad, y apretándole el cuello sin mostrar emoción.

"¡Son buenas personas, al contrario de ustedes, bastardos!"

Aemond gritó y escupió al hombre. Lucerys soltó su agarre, Aemond aprovechó su descuido para correr, pero fue nuevamente atrapado.

"Vendrás conmigo."

"¡No! ¡Suéltame! ¡Déjame ir!"

Aemond gritó, forcejeando y golpeando a Lucerys para que lo dejara ir, pero fue en vano. La tensión entre ambos era palpable, y salieron del sendero, mientras la niebla comenzaba a envolverlos en una fría atmósfera, cargada de misterio y oscuridad de la noche.
















notas finales:

ingaturolla, se vienen cositas.jpg

Pensé en poner a Aemond todo miedoso y miedoso pero dije nel y al terminar de escribir me di cuenta que literal adopto la personalidad explosiva y desafiante de Lucerys cuando era un niño OwO!!!

Y pues al final decidí poner la canción de "ocean eyes" de billie eilish UwU

¿Qué les pareció el capítulo? :D

gracias por leer<3

the bastard who escaped from the death [lucemond]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora