[ Unica Parte ]

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"Cuidala, mi luna tu la ves por siempre dile que no me vera, pero tú si estarás."

Antonio estaba pisando la tierra de Monterrey nuevamente casi dos años después de haber tenido base ahí, ahora estaba un despliegue militar junto con unos 25 hombre más.

Sujeta su arma con firmeza y se dispone a salir de la camioneta en la cual él iba manejando, sus compañeros bajan de la parte de atrás e inmediatamente se ponen en posición, alertas pero discretos.

Ese sitio no era desconocido para Antonio, al contrario casi un año de su vida estuvo ahí, enamorado de una chica.

Un recuerdo vago de aquella mujer lo invade, hace tanto que no la miraba, hace bastante que no sabía nada de ella, ni siquiera sabía si seguía viviendo ahí; su piel se eriza bajo el uniforme verde cuando un escalofrío le recorre el cuerpo.

¿Y si la volvia a ver?

Hubiera sido fácil contactarla, en su momento Antonio se sabía el número de ella de memoria, sabía dónde vivía pero la realidad es que hay que tener mucho valor para ir a la casa de una dama.

Trabajaba con armas, convatia narcos y todo el crimen organizado sin que le temblara la mano, pero no podía ir a la casa de su ex novia, le daba miedo.

Vamos a ir a dar una vuelta para ver como esta el centro, dos se quedan en la camioneta y los demás conmigo, Herrera también vienes. - Ordena el comandante, a lo que todos asienten acatando la indicación.

Emprenden camino rumbo al centro de Monterrey, haciendo presencia y robando miradas, era un sábado por la noche repleto de familias cubriendo todo el perímetro. Antonio suspira sin dejar de caminar y observar todo a su paso.

Generalmente solo hacían eso si no había otra comisión; dar vueltas.

La vista de antonio se enfoca en una familia a lo lejos, a lo bastante lejos a decir verdad, pero le llama la atención un integrante de la familia: una femenina.

Estaba de espaldas a él, con un vestido blanco largo casi rosando sus talones, cabello negro y lacio el cual le llegaba un poco más abajo de los hombros.

Un frío lo recorre, acompañado enseguida de un calor y un tirón del fondo de su estómago.

¿Luna?

Se cuestiona el mismo.

¿Era Luna?

La probabilidad era 0, no podría ser ella, no podría solo aparecer ella de la nada luego de dos años.

Sin embargo los pies de Antonio por si solos empiezan a caminar en dirección a ella de manera apresurada, su corazón empieza a latir rápido y se empaña bien el arma a su pecho, su boca se seca cuando está a escasos metros de la chica.

Sargento. - Lo llaman a sus espaldas -. Sargento primero, le estoy hablando.

Antonio se para y se gira, mirando a su comandante.

Nos vamos. - Ordena de una, Antonio sin decir asiente y luego gira su cabeza, en efecto ella ya no estaba -.

Antonio se tira sobre la cama y lleva su mano a sus ojos, masajea sus párpados y decide dormir con un solo pensamiento en su cabeza.

Luna, Luna, Luna...

A primera hora Antonio ya estaba pasando lista, reviso el vehículo y pronto partieron de vuelta a dar recorrido, esta vez el sol estaba en su punto más alto, quemaba, todos sus compañeros se estaban quejando sobre el clima y el solo decidió hacer una mueca, no era mucho de platicar en realidad no le gustaba hacer amigos y luego ya no verlos por meses, pues cada lugar al que iban le cambiaban a los compañeros.

LUNA; Junior H.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora