azul ; chanlix

I

ACLARACIÓN:
Antes de comenzar la historia, he de aclarar que Felix se podría considerar un "femboy" (no encontré otro término para definirlo, pero se entiende a lo que me refiero) por lo que si esto no es de tu agrado, te invito a abandonar la historia.

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Érase una vez...

En un reino lejano, llamado Isla de las Magnolias, caracterizado por la gran existencia de aquella flor en cada rincón del reino, gobernado por el rey Yoongi y la reina Suran, quienes tuvieron a un niño, el cual llamaron Christopher.

El príncipe Christopher era el único hijo de los reyes, por ende, era su único heredero al trono. Fue criado con la mejor educación y la mejor calidad de vida dentro del palacio, Yoongi y Suran se habían encargado de vigilar minuciosamente la vida diaria de aquel niño, debían cuidar muy bien a su única descendencia. Christopher creció con gracia y disciplina, siendo un príncipe de pies a cabeza, teniendo en cuenta siempre que era lo más grande que tenían sus padres reyes, queriendo enorgullecerlos en cada momento y poner en alto su reino.

El príncipe, próximo a cumplir la edad suficiente para ser coronado rey, tenía sus ideales más que establecidos, los cuales fue imponiendo con el pasar de tiempo, probablemente de todas las novelas que leía estando metido todo el día en la biblioteca del palacio, sin darse cuenta, había dejado poco a poco de enorgullecer a su padre y considerarlo lo más grande que tenía, no los había decepcionado lo suficiente, pero sí habían formado una relación complicada entre padre e hijo, llena de desacuerdos y disputas.

El rey se encontraba realmente preocupado con su heredero, pues según él, no tenía madera para ser rey. Christopher se caracterizaba por ser alguien pacífico y bondadoso, todo lo contrario a su padre, quien era temido por los maleantes del reino, ya que sus castigos son los más extremistas, un hombre duro, serio y gélido, capaz de ser considerado un tirano, de no ser porque sus habitantes lo amaban, podría ser de lo peor con sus prisioneros y tomarse las leyes como si fuesen un arma, pero eso no le quitaba lo gran gobernante que era. La reina por su parte, no tenía ni voz ni voto en cuanto a las decisiones de Christopher y su padre, Suran sólo se mantenía callada ante las constantes disputas entre su hijo y su esposo –arreglado, por si es necesario mencionarlo–. El sólo hecho de tener que discutir con Yoongi le hacía dar jaqueca, por lo que solamente intervenía cuando era realmente necesario y el ambiente se tornaba oscuro.

Christopher, heredero del reino de la Isla de las Magnolias, no quería contraer matrimonio con cualquier princesa, quizás las novelas románticas que leía desde su adolescencia le habían lavado el cerebro, negándose a vivir una vida que él describía como vacía y monótona, pues la persona a su lado no lo amaría realmente, sino que estaría allí por conveniencia, eso lo afligía, más porque su padre no aceptaba aquello. Yoongi le exigía a su hijo el casarse por ley, según sus principios, era necesario para garantizar el respeto que caracterizaba a su linaje, unificar reinos y riquezas era algo primordial si se buscaba coronar a un nuevo rey.

Christopher afirmaba que si no era alguien que realmente lo inspirara a casarse, no cedería.

Yoongi no aceptaría ninguna de aquellas cosas, no tenía más herederos y haría hasta lo imposible para que Christopher acatara sus órdenes. No pondría a nadie más a recibir su corona ¿a quién pondría? ¿el duque, Han Jisung? Por favor.

Jisung era el encargado de guiar al rey a al príncipe, nombrado por el mismo rey, ya que le tenía una enorme confianza a él y a sus habilidades intelectuales, tal y como la reina Suran, estaba cansado de no poder obtener ningún signo de paz entre ambas partes. Entendía a Christopher, que no deseaba tener un matrimonio arreglado, y entendía a su majestad, el cual quería que su hijo hiciera las cosas lo más dignamente posible.