Capítulo 25

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La luz entraba con fuerza entre los pequeños huecos de la persiana que cubría la ventana de Mark. Como siempre que acababan durmiendo juntos, Jackson se despertó antes que el castaño, que dormía plácidamente a su lado. Se quedó un rato pasándole los dedos por el pelo claro, hasta que le entró un hambre voraz. Salió de la cama, haciendo que Mark se removiera a su lado. Abrió la puerta sigilosamente y salió al pequeño pasillo cerrando la puerta con delicadeza.

La habitación de Mark estaba al fondo, el pasillo continuaba con el baño y una segunda habitación, más que un pasillo parecía un pequeño rellano. La cocina estaba dentro del salón, separados únicamente por una encimera. Le vino un ligero aroma a café, echó un vistazo y en seguida vio la jarra de la cafetera llena de la bebida caliente. Dio un rodeo a la mesa para acercarse a uno de los muebles para alcanzar una taza, con el ceño fruncido, preguntándose si la madre de Mark lo habría hecho antes de irse temprano.

Siempre que Mark lo invitaba a su casa, era porque su madre se marchaba pronto a su turno de la mañana y no tenían que encontrarse. Pero su pregunta se contestó enseguida al verla en el interior de la cocina, agachada allí mientras sacaba la ropa de la secadora.

Jackson se sobresaltó al verla.

—¡Ah! —exclamó al verla tan inesperadamente. —Señora Tuan... No sabía que estaba aquí.

—Hola Jackson, cielo. —dijo amablemente mientras se levantaba.

Le dirigió una mirada divertida, y miró de arriba abajo a Jackson, que no se dio cuenta de que solo llevaba su ropa interior hasta ver que una sonrisa se asomaba en sus labios. Inmediatamente se ruborizó y se colocó tras la mesa aprisa.

—Oh, lo siento... —balbuceó nervioso. Ella se rio.

—No pasa nada... Estás en tu casa. —dijo sin dejar de mirarla divertida.

—Voy a... —decía rojo de la vergüenza.

—No es necesario, pero si estás más cómodo, toma y agarra algo de Mark. Así no lo molestas, tiene mal despertar. —sonrió y ojeó el cesto de la ropa que acababa de sacar.

—No, no... —se negó rápidamente Jackson.

—Aquí tienes. —dijo tendiéndole un pantalón y una camiseta.

Jackson se lo pensó unos segundos antes de agarrarlo, no quería ser maleducado.

—Gracias. —dijo bastante a disgusto mientras se ponía los pantalones.

—¿Quieres algo más además del café? – preguntó ella girándose para prepararlo.

—No, muchas gracias. —contestó, mientras se seguía vistiendo.

—Te haré unos huevos y unas tostadas. —dijo sin parecer haber escuchado la negativa de Jackson.

Pero éste no dijo nada, no solo porque en el fondo tenía un hambre brutal, sino porque estaba demasiado horrorizado con su aspecto como para decir nada. Miró su cuerpo ya vestido con unos pantalones vaqueros más ceñidos de lo que solía usar, y una camiseta que llevaba en letras blancas escrito "Ramones" y en el centro lo que podría ser un sello o un logo, Jackson no tenía ni idea, pero al mirarse no se reconocía, se veía tan... Mark.

—Y bueno... ¿Qué tal les va? —preguntó ella de pronto y dejando un plato lleno frente a Jackson.

—Bien... Realmente bien. —se limitó a decir. No le gustaba hablar de su relación con nadie, y mucho menos con la madre de Mark. Miró el plato que tenía una pinta increíble. —Gracias.

—¿Puedo preguntarte algo, Jackson? —dijo ella.

Jackson deseaba decirle que no, estaba haciéndole sentir incómodo, la madre de Mark siempre le trataba con demasiada familiaridad, y a él no le gustaba ese tipo de trato, ni siquiera con algunos de sus allegados.

Sólo dos cosas - 爱 // MarksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora