Mi padre fue hechicero e hijo de hechiceros.
Ambos pertenecíamos a un clan de gran renombre y poder, uno de los cuatro linajes que dominaban el mundo de la hechicería. Pero por razones que jamás supe, todos los familiares que alguna vez llegué a tener comenzaron a morir de formas inexplicables, incluyendo a mi progenitor.
Aquel día, el día de su muerte, una habitación no bastaba para acoger a todas las personas que habían ido a su velorio, personas que nunca invite, pero por alguna razón, se enteraron de lo que pasó. Jamás en mi vida había visto tanta gente. Era cómo si afuera de casa hubiese existido un mundo que jamás conocí, un mundo del que mi papá siempre intento protegerme.
Todos me daban su pésame y condolencias, actuaban cómo si en verdad lo hubiesen conocido y les hubiese dolido el hecho de que él ya no estuviera vivo. La mayoría de ellos portaban trajes o ropas de una visible buena calidad, se notaba que tenían un estatus económico muy bueno. Tal vez eran parte de los demás clanes.
Pasaron las horas y el sol estaba a punto de esconderse ya. Todos comenzaron a irse. Poco a poco empecé a quedarme sola en la habitación con el cuerpo de mi padre.
—Jamás pensé que nuestra despedida sería tan pronto, Pa—. Dije, sentada a un lado de él. —Espero que pronto volvamos a encontrarnos.
De pronto, sentí una presencia intensa que acababa de llegar al lugar. Era un hombre, más bien dicho un chico. Pero el nivel de energía maldita que desprendía para su edad, era sumamente fuerte. Juraría que hubiese podido notarlo a kilómetros de distancia, pero por alguna razón, no fue así.
—Pues yo espero que no sea pronto—. Soltó detrás de mí. —Rei, ¿cierto?
Voltée rápidamente. Mis ojos se encontraron con unos iris azules, azules como el cielo de verano e intensos como el mar nocturno. Sobre su piel blanca, caían cabellos que parecían haber sido acariciados por el invierno y convertidos en nieve pura. Era el chico más hermoso que jamás antes hubiera imaginado, y que estaba segura, existía en el universo entero.
Al cruzar nuestras miradas, pude percibir los seis ojos y el infinito existiendo dentro de él. Por lo que papá me había explicado alguna vez, pertenecía a un clan muy importante, pero no lograba recordar cuál era exactamente.
—Perdóname. Que descortés soy—. Se acercó a mí y me tendió su mano para ayudarme a levantar. —Soy Satoru, Satoru Gojo.
El clan Gojo. Uno de los tres clanes que continuaban en pie y sostenían su valor.
Se decía que eran los únicos que poseían los seis ojos y el infinito en su linaje. Tenían un estatus privilegiado, incluso por encima de los Zenin, otro de los clanes que luchaba por el poder total.
En realidad sabía lo básico sobre las demás dinastías, pero mi progenitor solía hacer mucho énfasis en los portadores del infinito.—Sí...—. Titubée un poco. Al igual que él, había entrado en una especie de trance. —Soy Rei Suwa.
Él sonrió. Sus dientes brillaban tal cual perla del pacífico. Me daba una vibra extraña, distinta. Como sí fuese un alma pura y buena.
Estaba confundida.
Había aparecido de la nada, un día específico y en un momento preciso. Y aunque me parecía un chico noble, sabía que no debía fiarme de él.Desde que nací, mi padre se encargó de aislarme del mundo entero. Al principio, lo hizo para tratar de sobrellevar la muerte de mi madre, pero más tarde, fue con la intención de salvarme. Todos aquellos que sabían de mi existencia, tenían únicamente dos propósitos cercanos a mí: matarme o captarme.
A diferencia de los hechiceros comunes, yo no era totalmente un humano. Por mis venas corría sangre maldita pura, sangre de un linaje de maldiciones. Y por ende, mis rituales malditos eran únicos en el mundo de la hechicería, lo cual me hacía la arma perfecta, o la peor oponente.
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Nadie Como Tú (Gojo Satoru & Tú)
Fanfiction«El amor está compuesto por una única alma que habita en dos cuerpos» ᡣ𐭩 Tras la muerte de su padre, Reí Suwa tiene un inesperado encuentro con un estudiante de hechicería: Gojo Satoru. El cuál más tarde se convertirá en su compañero de clases en l...