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"Entonces papi Valdo estaba llorando porque está enfermito, le gritó a papá Danny que estaba muy caliente y me asuste un poquito, no entendí todo muy bien pero cuando me di cuenta ya estábamos en el brumbrum y papá me trajo hasta acá"
— ¿En serio? —exclamó Rodrigo con su mayor expresión de sorpresa fingida, ante el bebé que se mantenía balbuceando incoherencias, lo cuál le causaba gracia.
"¡Sí! Pero valió la pena porque me trajeron a tu casita"
— No te creo —siguió el juego el mayor, haciendo que el pequeño sentirse ofendido ante la incredulidad.
"Mírame tío Ro ¿tengo cara de bebé mentiroso?"
— Aww vos también sos lindo — y allí había muerto la magia, el omega se levantó de la silla dónde estaba sentado para caminar a la cocina, ya estaba en las horas que Javier debía comer.
Tomó los suplementos del bolso del bebé e intentaba colocar el agua a hervir, mas con el pequeño en sus brazos era un poco difícil.
"Te convengo tío Rodri, cuándo tío Iván ya esté viejo yo apenas estaré en plena juventud y seguramente estaré muy guapo"
Javier se aferraba al cuello de la camisa del omega, pues sentía como este perdía un poco la fuerza del brazo que lo sostenía, así que esperaba no caer.
— Yo puedo sostener a Javier si querés — la voz del querido tío Iván resonó en la cocina, haciendo al omega voltear de inmediato.
"No gracias bro, me amo a mi mismo y todavía tengo mucho por vivir antes de caer en tus manos"
— Te lo agradecería —contestó el atareado Rodrigo, que tenía un poco de miedo de encender la cocina con el bebé en brazos.
Iván se acercó a tomarlo, Javier se resistió un poco tirando de la camisa de Rodrigo, pero finalmente fue arrancado de sus brazos, y este lo cargaba como cualquier cosa menos un bebé, ¿dónde había quedado la delicadeza para con él bebé mimado? El mayor de sentó sobre la alfombra afelpada de la sala y sentó al niño al frente de él.
Javier tomó un zapato que estaba allí tirado comenzando a jugar, manteniendo una coartada de bebé inocente, que pues, no lo era del todo. Iván lo miraba atentamente, como si estudiara su comportamiento.
— ¿Pensaste que no me daría cuenta? —habló el mayor hacía él, mostrándole una linda sonrisa.
"¿De que o que?"
— Ni siquiera tenés un aroma especifico y dejaste a Rodri impregnado de tu aroma a bebé, ¿cómo es que buscas marcarlo con tu olor? — estaba acusándolo, había sido atrapado esta vez— ¿sos una clase de bebé superdotado o algo por el estilo?
"No lo sé bro, tú dime"
Javier hasta ese punto tenía una cara de total aburrimiento mientras oía a su tío Iván hablar, es que ¿cómo se atrevía él a juzgar a un bebé en su sano juicio? El pequeño simplemente siguió jugando con el zapato agitándolo de arriba a abajo acompañándolo de balbuceos.
— Pero recuerda que yo siempre seré el favorito de Rodri — dijo y para Javier aquello era una clara declaración de guerra.
"¿Ah si?"
Formó un tierno puchero con sus labios, sus mejillas abultadas comenzaron a tornarse rojas, su puchero empezó a temblar.
— ¿Que...?
Y fue allí que soltó el llanto, llorando como si algo le hubiera pasado, alertando de inmediato al omega en la cocina, que afortunadamente ya había terminado con su misión de preparar el biberón del bebé. Rodrigo se apresuró a llegar a la sala, observando al pequeño Javier sollozar incontrolable y Iván en frente sin saber que hacer.
— ¿Que le hiciste, Iván? — preguntó preocupado yendo a tomar al pequeño, meciéndolo de inmediato, no hace falta decir que se había calmado rápidamente. Rodrigo limpió sus lágrimas— Own ¿que te hizo el tío? Tío malo.
— ¡Yo no hice nada! — reclamó el chico, pues por supuesto que era libre de culpa. Miraba como su omega dejaba besos en el suave cabello del pequeño malcriado.
Rodrigo simplemente dejó que Javier recostara su cabeza en su hombro y le dio la espalda a Iván, para ir a sentarse a un lugar cómodo donde pueda darle de comer al bebé.
Iván pudo ver de primer plano el rostro feliz del bebé, destilando inocencia, pero era difícil creerlo, el niño era el mismo demonio.
