Cap 6.

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— Entonces no pudiste ir con ellos a Camelot — dijo Hendrickson tomando un sorbo de su taza. Nasiens asintió desanimado. — y que piensas hacer? — Añadió.

— Pensaba en mejorar, ser más fuerte. Quisiera aprender a dominar este nuevo poder, será más útil — dijo con una leve sonrisa — y por supuesto también seguiré con mi sueño.

— Sigo sin creerlo eres la hija de Diane y King — Hendrickson se levantó de su asintió — puedo ayudarte si gustas, aunque no creo que sea de mucha ayuda, pero haré el intento.

— ¿En serio? — Pregunto emocionada la chica, Hendrickson asintió. — cierto, se me olvidaba.

Hendrickson lo miro en silencio con confusión.

— Mi padre me dio esto — dijo llevando una mano a su cuello — mira — añadió sacándose el colgante, extendió su mano hacia Hendrickson.

— ¿que es? — pregunto el peli blanco.

— Algo que me dio mi papá — respondió — Es algo del árbol sagrado, mi papá dijo que será de mucha ayuda.

— ¿Entonces tendrás una lanza como la de King? — pregunto agarrando el colgante y analizándolo.

— No se, mi papá dijo algo sobre una lanza pero no tengo mucha información — respondió agarrando su taza seguido dio un sorbo.

Hendrickson miro detenidamente el colgante, esbozo una sonrisa, la próxima reina hada estaba frente a el, dejo el colgante en una de las mesas.

Ambos continuaron hablando, Nasiens le platica lo maravilloso que era el reino hada, de sus nuevas pócimas, sin darse cuenta el sol ya se escondía.

— se hizo muy tarde sin darme cuenta — dijo Nasiens levantándose. — tengo que irme señor Hendrickson, ¿mañana puedo volver?

— Por supuesto, siempre seras bienvenida.

Nasiens asintió, después salio del lugar, por alguna extraña razón sintió una extraña tristeza al despedirse de Hendrickson, se quedó afuera mirando la casa del peliblanco por unos segundos.

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—¿En peligro? ¿Cómo es eso posible? — preguntó Percival, la preocupación surcando su rostro. — Debemos regresar inmediatamente. Nasiens está...—

— Tranquilo, Percival — dijo Lancelot, volviendo a su forma humana.

— Vaya, vaya... parecen más listos de lo que imaginé — resonó una nueva voz desde una rama de un árbol. — Pero temo decirles que su deducción no es del todo correcta.

El grupo alzó la mirada hacia la persona que hablaba. Percival frunció el ceño al verlo.

Donny tragó saliva, sin apartar la mirada del caballero.

— Es quien nos atacó — dijo, con la voz apenas audible.

"¿Cómo no lo noté? ¿Me siguió? ¿Desde cuándo?" Lancelot comenzó a preguntarse internamente, sin dejar de mirarlo fijamente. "¿Cuándo me despedí de Ginebra?" Se negó levemente a sí mismo.

Percival miraba al enemigo con una mirada fría y despiadada, listo para atacar en cualquier momento.

— Tranquilo, chico — dijo el caballero mirando al peliverde — no vengo a pelear, solo quería conocerlos. Imagino que tú eres quien dejó a Worreldane en ese estado, me dijeron que llegó muy grave.

— ¿Entonces qué buscas? — preguntó Percival, mirando fijamente al enemigo.

— Entonces tu objetivo es ganar tiempo, ¿no? — preguntó Lancelot, recuperando la compostura, con una voz tranquila y serena.

Reencuentro Esperando (Persiens)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora