El principio del final.

159 24 5
                                    

Aunque las manecillas del reloj nunca se detienen nuestro tiempo se acabó, perdóname si algún día te mentí incluso en aquél momento que te dije que estaba bien. Si me preguntaras porque no te detuve antes de tiempo, seguramente no lo entenderías, ver tu rostro lleno de felicidad aun no estando a mi lado me hacía igualmente feliz.

Por favor no llores, estoy seguro de que esto es lo mejor para ti.

Sin embargo, también sé, sin temor a equivocarme, que jamás podré olvidarte porque a pesar de que pasaran mil años y tuvieras cualquier forma, encontraré tu alma y eventualmente, volveré a enamorarme de ti.

Eres mi persona destinada que hoy se casa con alguien más.

Todas las personas que están aquí acompañándote te sonríen, comparten tu felicidad y nerviosismo, desearía poder ser igual, sonreír, pero olvidé cómo hacerlo desde que supe que lo nuestro era imposible.

Mientras pensaba en lo afortunada que era tu futura esposa, no me di cuenta de que te habías acercado a mí. Era demasiado tarde para intentar escapar.

– ¿Haru? ¿Qué pasa? Has estado más callado que de costumbre...–

Tus ojos sobre los míos me hicieron estremecer. Siempre me pareció que mi nombre sonaba demasiado bien saliendo de tus labios. Tuve que desviar mi mirada al suelo para impedir que me vieras llorar una vez más.

–No, no es nada...

Lo próximo que sentí fue tu mano encima de mi hombro. ¿Sabías que eres el único que tiene ese derecho? Probablemente sea algo estúpido, pero no dejo que nadie más lo haga. Me arriesgué a cruzar nuestras miradas y, como si fuera una película, los momentos que compartí contigo comenzaron a aparecer en mi mente.

Recuerdo que después de la preparatoria, nuestros caminos se separaron. Te fuiste a Australia y yo me quedé aquí. Puede que no lo demostrara, pero había perdido el propósito por el cual despertar cada vez que el sol salía por las mañanas.

Fueron los trece años más largos de mi vida hasta que recibí una llamada, eras tú, para decirme que volverías y pedirme que fuera por ti.

Estaba esperando un taxi pero como no pasó ninguno, decidí correr hasta el aeropuerto, no podía pasar un momento más sin verte. Cuando llegué, cansado y sudoroso, ahí estabas, reclamándome por haber tardado. Tus palabras perdieron importancia cuando vi a una chica detrás de ti, esperando.

Lo sabía, sabía a la perfección lo que me dirías, pero una parte de mi quería creer desesperadamente que me equivocaba.

–Oh, tengo que presentarte a alguien – Ella se acercó a ti. Sentí que todo se acabaría, pero no pude moverme ni un centímetro. – Su nombre es Scarlet, ella es mi prometida-.

Jamás me había sentido tan impotente como en aquel momento, cuando deseé poder regresar el tiempo e impedir que eso sucediera. Ella me sonrió y estrechó su mano con la mía. No pude corresponder a su sonrisa y aunque lo hubiera intentado solo sentía ganas de llorar, pero me contuve porque sabía que ella era lo mejor para ti.

En aquel día me convertí en un mentiroso.

"Felicidades. Me alegro por los dos".

"Estoy bien".

Habías regresado solo porque querías que todos te acompañáramos en el día más feliz de tu vida.

-Haru...– tu voz me trajo de vuelta a la realidad – Si hay algo en lo que pueda ayudarte...–

Ansiaba abrazarte, llorar en tu hombro y así poder calmarme, sin embargo, no quería que tu boda se echara a perder por mi culpa, por lo que la máscara de indiferencia se encargó de evitar que vieras mi interior.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 10, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Inmarcesible -One Shot-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora