Cap 3

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Eran como dos traviesos gatos jugueteando uno con el otro, el peliceleste recorrió los mulos de su adverso hasta llegar sobrepasarse y abrir un poco estás mismas para acariciar un poco más sus muslos
Al cabo de estar saboreando aquella piel entre sus dedos termino con agarrar la mano del mago y besaría el torso de está

Sus miradas juguetonas se hacían más y una tensión en ambos recorrió, al estar un poco más alto Ayato podría sólo besarlo con descaro pero no haría aquello antes de provocar bastante al ajeno, sabía su impaciencia ante la lentitud de las acciones y eso era como un dulce premio para el "príncipe" , era considera como tal al ser jefe de su propio clan en Inazuma.

- ¿Acaso sólo piensas jugar con mi paciencia? -un reto por parte de Lyney se dió y tan sólo luego de eso se  acomodo encima suyo quedando frente a frente entre si y como tal agarrarse de los hombros del hombre-
- Me gusta ser lento, disfruto de tu cuerpo a lo máximo.

Una sonrisa en sus labios se mostraba en todo momento y a un lado de su boca un adorable lunar que era todo un encanto a la vista del mago, se acercó con atrevimiento Lyney hasta rozar sus narices tanto como labios. La sorpresa del mago era que las manos del peliceleste lo hicieron apretarse más al cuerpo del mismo, las grandes y cálidas manos recorriendo su cintura y metiendo dedo bajo la lencería que dejaba poco a la imaginación.
No hacía falta de muchas palabras, sólo las acciones de ambos y eso llegaba a provocaciones de ambos a la paciencia del otro, Lyney se concentraba en mover las caderas buscando el despertar y roce constante de la hombría ajena, por otro lado ayato rozando con los dedos cada parte del lado inferior del mago, llegaría a abofetear su glúteo y apretar el mismo hasta luego terminar deslizando más los dedos y llegar a la entrada del mismo

Un escalofrío recorrió la columna del mago quien termino parando los roces que causaba al mover la cadera, sus labios aún se mantenían cerca del ajeno pero con algo de hambre a sus besos. La mano libre de Ayato fue detrás de la nuca ajena y lo obligó a terminar en un beso apasionado tanto como lujurioso mientras su dedo termino por entrar dentro, pequeñas estocadas comenzaron de inmediato pero no tan duras como para lastimarlo, en su pantalón habría un bulto que indicaba la exitacion del mismo.

- Ha...Enloquecere por tu culpa -reclamo el príncipe cuando terminó de separarse de su boca y un hilo de saliva unían sus bocas-
- Demuéstralo, muéstrame cuanto puedes hacer.~

Nuevamente los labios se unieron pero ahora de una forma más rápida que antes y jugueteando su lengua con la suya, poco con poco le encantaba ese hombre a Lyney. Lo que fue un dedo termino siendo el par, se estocadas no bajaron hasta que palpitaba su agujero, con eso listo fueron sacados y lyney bajo de encima suyo, guiño un ojo al más grande y se posicionó entre sus piernas para luego quitar las prendas inferiores hasta tener frente a si mismo la polla del ajeno

Abrió la boca poquito y dejó que su lengua recorriese todo el torso caliente y palpitado de la polla, la mano del príncipe que se posaba por su mejilla e iba subiendo por sus cabellos, bajo hasta su nuca nuevamente y lo acercó más dando como una orden que lo hiciera senti bien con la boca.

Como todo un profesional contuvo aquel "mounstro" en su boca, por qué si, no era para nada comparado a un pequeño pene que ni cosquillas haría a alguien, no menos preciaba los tamaños pero este dote del peliceleste estaba encantandole y con gusto lo mantenía en su boca succionando tanto como dando cariño, enrollo la lengua por todo este y la saliva salia por los costados lubricando todo el cuerpo, lo saco y con las manos hizo la mayor parte del trabajo, escupió un poco por la punta dando un poco más de humedad a esa hombría.
Los jadeos inminentes del más altos eran como una canción que deleitaba el oído del mago quien volvió a subir encima suyo pero ahora fue tomado y puesto boca abajo por el príncipe, puso una almohada debajo de su estómago y separó un poco las piernas, tomo en sus manos su pene y lo vertio dentro suyo, una sensación apretada para este mismo.
Movió la pelvis de un sólo golpe y entro hasta el fondo mismo, se recostó por encima del chico y empezó con estocadas suaves mientras mordisqueaba y besaba la piel desnuda de su espalda, su lengua no se hizo atrás y recorrió toda su espalda hasta la nuca donde lo mordió con algo de fuerza y tan sólo luego tomo la mano ajena, entrelazó sus dedos con los suyos y con este mismo vino una oleada de estocadas por parte del mas alto

La razón de vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora