1. 𝑴𝒊𝒏𝒆, 𝒏𝒐𝒕 𝒉𝒆𝒓𝒔.🥀

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2016.

Aún recuerdo la última vez que fui feliz genuinamente como si hubiera sido ayer. Fue algo cursi de hecho, como en muchos k-dramas. En mi casillero había un pequeño yakult de banana y una chica de mi clase llamada Eunji.

-Entonces, ¿si bebo esto significa que somos novios?- le pregunté a ella.

Eunji estaba muy timida pero asintió. Bebí del pequeño frasco y tomé su mano. Aún tenía 18 y estaba cursando el último año de la preparatoria. Ella era muy bonita, una sonrisa de princesa adornaba esa cara suya. Todos los días era recibir regalos, almorzar juntos en la cafetería como novios. Yo la ayudaba en sus tareas. Todo era felicidad para nosotros dos. Hasta que llegó ese maldito día. Esa maldita hora.

-Wooseokie, me gustaría que conocieras a mi hermanita y a mi hermano mayor. -dijo Eunji con timidez.

Casi me ahogo con mi sopa cuando me lo propuso, pero en algún momento tenía que pasar. Ya habíamos estado saliendo por seis meses, supongo que era hora.

-¿Y qué hay de tus padres? -pregunté.

-Mi madre está trabajando todo el día y mi padre... bueno, no tengo uno. Pasaron cosas. -musitó mi novia. La notaba nerviosa, pero no quería presionarla.

-Si eso quieres, si... si soy tan importante para ti, entonces me presentaré ante tus hermanos, mi vida. -le sonreí.

Esa noche de viernes no pude dormir. Intenté hacer mis ejercicios de matemáticas y mis tareas pendientes. Pero no me pude concentrar. Eunji me dijo que tenía una vida muy complicada y que tan pronto pudiese conseguir un buen empleo, se mudaría. Tenía mis sospechas, mis miedos y dudas.

Eunji era de las chicas más bonitas de la clase, pero estaba rodeada de misterios. Casi nunca me hablaba de sus padres pero si de su hermanita Minha y de su hermano... Ugh... Justo ahora no recuerdo su nombre. Me daba algo de pena que ella no quisiera compartir mucho conmigo cuando yo le he hablado de mi hermana mayor.

Sojin estaba en el tercer año de la carrera de diseño de modas y producción fotográfica. También de que mis padres son algo extraños, pero se lo conté igual.

Tal vez ella era muy cerrada o realmente pasaba algo. Cuando quise darme cuenta de que quería dormir, ya había amanecido. Suspiré de fastidio. 7:30 a.m.

La ducha fría me reconfortaba, era un sábado de primavera. Me aliviaba de esos pensamientos intrusivos que tanto me asustaban. Dejé que el agua me envolviera mientras trataba de darme el coraje de presentarme ante el hermano de Eunji. Es usual caerle mal al suegro o en este caso, a los hermanos mayores de la novia, por lo que me estaba preparando mentalmente por si llegaban a querer decirme algo malo. Maldita sea, esa mañana estaba realmente asustado.

Estaba torpe, tonto. Las cosas se me olvidaban y las manos me sudaban. Eunji era mi primer novia, no quería decepcionarla. Salí de casa y tomé mi bicicleta.

Nunca había estado allí antes, pero ella me dio la dirección. Era un edificio bonito, bastante moderno en realidad. Miré a mi alrededor nerviosamente mientras me bajaba, ajustándome la camisa.

Respiré profundamente y presioné el intercomunicador.

-Hola, estoy aquí para encontrarme con la señorita Eunji... -me anuncié.

Hubo una breve pausa antes de que la puerta se abriera con un zumbido. Subí en el ascensor hasta el piso 12, con el estómago dando volteretas. Eso era todo. Llamé a la puerta y Eunji respondió, luciendo un poco nerviosa.

𝑪𝒂𝒓𝒎𝒆𝒔𝒊́: 𝑻𝒓𝒆𝒔 𝒄𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐𝒔 🫀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora