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Ser hija de militares con un alto rango no siempre se sintió seguro. Pues tus padres arriesgaban su vida la mayor parte del tiempo mientras tu esperabas inquitamente la presencia de ambos sanos y salvos presentarse nuevamente frente a la puerta.
Hoy era uno de esos días que te tocaba despedirte nuevamente de ellos, son tan perfectos en lo que hacen que trabajaban cómo una entidad secreta para el gobierno. Pero aún así son humanos aunque no lo parecieran.
-Ya cambia la cara que no nos vamos a morir. -Tu madre te abrazó.
-Lo puedes asegurar?.
-Lo podemos asegurar, T/n. -Tu papá se unió al abrazo.
La seguridad con la que hablaban no daba espacio a dudas. -Vale.
-Hora de irnos. -Ambos tomaron sus equipajes y salieron por la puerta sin más. Te asomaste a la ventana hasta verlos desaparecer por las calles.
Algunas cosas nunca cambian, pues hacías lo mismo desde que eras pequeña. Te tiraste en el sofá y dejaste salir un suspiro mientras echabas la cabeza hacia atrás
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La noche apenas empezaba. Vivías en una zona privada y un poco alejada así que el silencio a juego con el sonido de los animales del bosque reynaba. Pero no te daba miendo... Te gustaba.
Escuchaste un sonido que provenía de la cocina pero no te alarmó.
-¿Hay alguien en casa?. Genial porque me aburre estar sola. -Bromeaste relajada, la seguridad del lugar no era un juego para que cualquiera pudiera colarse.
Inhalaste, exhalste.
Segundos después el mismo sonido se repitió, ¿Otro animal en la cocina?, bufaste teniendo que abandonar el sillón.
Antes de llegar a la cocina te percataste de que algo no estaba bien. Con el ceño ligeramente fruncido retrocediste.
-Oh, carajo. -Murmuraste.
Una figura de algunos dos metros con un traje tan negro apareció en tu campo de visión. Tu corazón se aceleró pero no entraste en pánico sólo seguías retrocediendo hasta llegar a ese lugar.
-Quien eres tú?. -Preguntaste de lo más normal-. No te gusta hablar, ya veo...
Aquella cosa que ni sabías si era humano por la altura y lo aterrador. Pero por alguna razón te resultaba familiar. Sacó un cuchillo, el filo plateado brilló bajo la luz tenue.
