S&M

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En plena fiesta, no de esas en las que en medio del bullicio, los litros de alcohol y el gentío, puedes escabullirte sin que noten tu ausencia. Es de esas elegantes, donde los tragos están limitados a una media copa de vino blanco por persona y la etiqueta rigurosa hace a las mujeres invitadas lucir los más bellos vestidos de diseñador, mientras que todos los hombres usan la camisa blanca, el traje de dos piezas y corbata negra de toda la vida. (menos Hamilton porque eso de ser un básico en la moda no va con el).

Y mientras todos están sentados en las respectivas mesas asignadas para cada escudería, entre ellos hay dos desesperados.

—Voy a fumar —avisa el rubio.

La peor excusa, todos saben que no ha tocado un cigarro en su vida. Además que sus perfectos dientes blancos y su aroma corporal libre de smog no cuadran en todo eso.

—Tengo que ir al baño —secunda el piloto mexa, minutos después de la partida de su compañero.

Alguno un poco más creíble, por lo menos.

Nada sospechoso, se supone, están en lugares totalmente distintos, o esa es la idea.

El resto de personas no están allí para escuchar cómo en el subsuelo del edificio, qué hace de estacionamiento, resuena el chasis de un auto golpeando contra su propia carrocería.

Y por suerte ese ruido enmascara el escándalo ocurriendo dentro del vehículo.

—Ahh a-ahh mmh...

Ese era Checo, dejando caer su culo en la dura verga del rubio y gritando por lo profundo que llega.

Oh Schatje... —lo tomó del rostro, le encanta ver su cara llorosa y roja por el calor y la excitación quemando su interior—. Déjame ayudarte un poco...

—No, tú no te mueves... Ah... Solo disfrutas el show...

El mexa movió frenéticamente sus caderas encima de él, con la dura erección dentro suyo, estimulado a ambos de forma simultánea.

A Checo siempre le ha gustado ir arriba, se notó desde la primera vez.

—Mhg... Lovely... —se quitó el sudor de la frente con la manga de su camisa, notando como sus mancuernas de Tiffany 's brillaban.

Si, seguían medio vestidos, era algo estorboso, pero no podían quitársela gracias a los asientos de cuero. Más fáciles de limpiar, pero deben tener algo en medio y así ahorrarse incidentes de un "piel con piel" erróneo.

El pelinegro no se detuvo allí, se agarró a la tela en los hombros de su compañero y tomando impulso, empezó a auto penetrarse.

—¡AH! —sus leves rizos se movían cada que subía y bajaba.

Quedaría afónico al siguiente día, pero lo valía por tener tan caliente sesión de sexo.

—Te gusta saltar eh mijh sproeten konijntje...

—Solo... Ah.... Solo si es encima de ti...

Max ignoró la petición de quedarse quieto y tomó el desatendido miembro del mexa en su mano. Paseando sus dedos por toda la extensión.

Checo pausó lo que hacía y clavó su rostro en el cuello del rubio. Emitiendo jadeos bajitos y una que otra grosería en español.

El dutch lo obliga a separarse de su cuello y verlo al azul de sus ojos, pero rápidamente desciende a ese lunar, que a simple vista uno no nota y una vez que lo hace, no puede dejarlo.

No resiste y le come la boca, mientras está a solo un paso de manchar la mano de su compañero con la propia esencia.

—M-Max... No me... Quiero correr ah... Aún... Tú debes a-acabar primero...

Multi 21 (Chestappen) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora