ADHARA EVANS
Con un poco de ayuda de parte de Nick, el esposo de mamá, logro sacar la última maleta del interior del auto. Pesa una barbaridad, pero mi madre se ha empecinado en que dentro está todo lo que necesitaré para sobrevivir un año más en la universidad. Me mira por un instante, y se le llenan los ojos de lágrimas.
Aquí vamos de nuevo.
Mamá llora en los brazos de Nick, y veo que él también tiene los ojos rojos, así que me acerco y nos unimos en un abrazo reconfortante y cálido. Luego de separarnos y de que mamá me haya echo prometer que la llamaré a diario para informarle sobre todo lo que pase, me despido de ellos y me encamino hacia la recepción, donde me esperan Alice y Vanessa pacientemente. Son mis dos mejores amigas desde que tengo uso de razón, y prácticamente vivimos juntas. Lo digo porque el año pasado corrimos con la suerte de compartir el mismo piso, espero que este nos valla igual.
—Buenos días, chicas. ¿Número de residencia? —pregunta la recepcionista, con amabilidad.
—Número 22 —decimos las tres al mismo tiempo. Sí, nos hemos grabado de memoria el número del apartamento.
Asiente sonriendo, y comienza a teclear en la computadora algo que supongo sea el listado de las personas que se asignaron a ese mismo piso. Y lo más jodido de todo esto, es que la misma universidad se encarga de reorganizar ese listado, lo que significa que no elegimos con quien vivir o pasar el resto del año.
—Listo, chicas. Estaréis vosotras dos —nos señala a Alice y a mi, para luego fruncir el ceño en evidente signo de confusión—, y dos chicos más. Lo siento muchísimo, pero no apareces en la lista de huéspedes para este año.
Con esto último, se refiere a Vanessa.
¿Dos chicos?
—¿Podría decirnos el nombre de esos chicos? —quiere saber Alice, más emocionada que antes.
—Por supuesto —le echa un vistazo al listado que aparece en la pantalla de la computadora por segunda vez, y dice—; Dylan Grey y Kai Miller, son vuestros nuevos compañeros de piso.
NO. PUEDE. SER.
¿Dylan Grey?
Sí.
¿Dylan?
Efectivamente.
¿Ese Dylan?
QUE SÍ, PESADA.
Como si el destino estuviera en mi contra, veo a Kai y a Dylan que permanecen inmóviles al lado de nosotras. Al parecer, escucharon la última parte, y se nota que, por sus caras, no les encantó la idea. A mí no es que emocione mucho que digamos. Dylan es la última persona con la que querría compartir el mismo aire, y por si eso es demasiado exigir, mucho menos un piso.
—Por favor, revise bien el listado—le pido a la recepcionista, que me observa con cara de lástima—. Esto debe ser un error.
Ella asiente. Pido para mis adentros de que haya sido un error en la administración o en los papeles, pero para mi desgracia no pasa.
—Lamento decir que no hay nada fuera de lugar, efectivamente, tendréis que tratar de convivir juntos durante el resto del año.
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Más allá de las estrellas © [PAUSADA]
Romance«¿Me creerían si les dijera que los polos opuestos también se atraen?» Al parecer, el segundo año de universidad va llegando bastante cargado y lleno de sorpresas inesperadas. Y con inesperadas me refiero a tratar de lidiar con un corazón roto, con...