PRÓLOGO

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Al parecer, la prensa australiana tiene especial fijación en mi vida sexual activa.

Primero, me importa una mierda lo que los medios hablen sobre mí, al fin y al cabo se llenan los bolsillos publicando gilipolleces. Y en segunda, disfruté en grande la mamada que me hizo la pelirroja de anoche. O sea, que no me quedan remordimientos por dentro.

—¿Esto te parece una puta broma, Dylan? —espeta mi padre furioso—. Sabes perfectamente que esto no solo va a traer consecuencias para la empresa, sino que también una linda mancha para tú reputación.

—Estoy bastante consciente, gracias por aclararlo. —sonrío sarcásticamente.

Si antes estaba cabreado, ahora lo estaba el triple. No me importa una mierda su puta empresa, ni siquiera mi maldita reputación. Resulta que ahora no puedo echar un polvo cuando se me dé la gana porque los periodistas me rondan como moscas cojoneras.

—Hay que encontrar la forma para que dejen de especular sobre tus malditas movidas sexuales voluptuosas.

—¿Y qué piensas hacer? Sobre todo ahora que no puedo echar un jodido polvo tranquilo porque alguien siempre tiene que meter las narices hasta el fondo.

—Tu sarcasmo no ayuda. ¿Conoces a alguna chica de confianza? A no ser que te la hayas follado ya.

—¿Para qué necesito a alguien de confianza, y precisamente que sea una chica?

—Para que finja ser tu novia.

Más allá de las estrellas ✓ [Borrador] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora