PRÓLOGO

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Huír

Las llamas de las antorchas parpadeaban, proyectando sombras que parecían danzar alrededor de nosotros.

Me encontraba sentada en la pequeña banca de madera en uno de los jardines del reino, ya casi tenía que regresar al orfanato, era increíble que me dejaran venir al mismísimo castillo del Príncipe Luka.

El caminaba de un lado a otro, inquieto buscando la manera de decir decir aquellas palabras que destruirían todo aquello que quedaba de mí.

Solo que en estos momentos, me sentía tensa, nerviosa e inquieta.

Cuando se dignó a verme, di un respingo casi por impulso.

—Seré breve y agradecería que no me mientas—. Sonaba firme.

—Claro, solo date prisa, debo regresar al orfanato—.

—Me es algo complicado decirte esto puesto que te noto tan tranquila—. Procesando sus palabras, sabía de lo que quizá me quería hablar.

—¿Tu mataste a Gemma?

No lo había dicho cierto? él no había preguntado tal cosa...

—¿Ahora no hablas?

—No, yo... 

Sollozos escapaban de mi garganta, miles de pensamientos atacaron a mi débil mente y de nuevo me volví a sentir tan pequeña en ese lugar.

—¿Cómo puedes pensar eso de mí?

—Todos te acusan a ti Bellamy—.

—¿Como les puedes creer Luka?

Me incorporé intentando acercarme a él, sin embargo.. retrocedió y entendí todo.

—¡Dime! ¿qué fue lo que hice para que tú les creas?

Volví a avanzar hacia él golpeando su pecho consecutivamente, buscando respuestas en su mirada pero no había nada, mas que desconfianza y un sentimiento sumamente negativo. 

Con delicadeza tomó mis manos, alejándolas de él mencionando lo siguiente:

—Hay pruebas pequeña, En estos momentos eres la persona que más repudio, eres a quien menos quiero ver y espero sufras Bellamy, sufras tanto como sufrió ella en su muerte—. Su mirada nunca la olvidaría.

—Cuando te des cuenta de la realidad, cuando seas consciente de tus palabras, cuando logres ver que se han aprovechado de una simple plebeya que buscaba amor e intentes ganarte mi perdón, ten por seguro que jamás lo tendrás—.

—No quiero nada de una asesina—.

Volví a dirigir la mirada hacia él, puedo prometer que era una totalmente dolida y rota.

—Huye Bellamy si valoras tu miserable vida, huye tan lejos como puedas— hizo una pequeña pausa—. En especial huye de mí.

Mi única elección Donde viven las historias. Descúbrelo ahora