Hay muchos lugares en donde poder enamorarse.. En un café, en la universidad, en un parque o inclusive en el club de Ajedrez de la escuela. Solemos creer que podemos tener todo a través de simples conversaciones o acciones estúpidas.
Iniciando por una chica de pelo castaño de 16 años, introvertida pero bastante egocéntrica. Alguien que no se molestaría en preguntarse como estas o siquiera conocerte.
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Londres, Inglaterra. 7:00 p.m. En el departamento de Collin.
— ¡Carajo! Tiene que ser una broma. ¿Un club? ¿Es enserio?
— ¿Qué pasa, linda?
— Me están pidiendo que me meta a dos clubes en el instituto.
— ¿Por qué no te metes al club de Mates conmigo, o mejor a el club de lectura? Te gusta, ¿no?
— Ahh.. Si, pero ya están ocupados todos los lugares en el club de lectura, arte y mates.
— Es una lastima, no te podre tener conmigo.
— Si me tuvieras en tu club de raritos, no podrías concentrarte ni un poco, corazón..
— ¿No podría..? – Collin la tomo de la cintura, apretándola contra su cuerpo.
— Collin.. Ahora no, tengo que encontrar un club.. Aparte que mañana tengo que tomar el avión..
— Esta bien, pero la próxima vez que nos veamos vas a tener que compensarlo.
— Si, si.. – Rodo los ojos. — Pero ahora déjame concentrarme. — Lo empujo hacia atrás con calidez.
Elizabeth continúo buscando un club hasta que dos de ellos le llamo la atención. El de Ajedrez y el de piano.
— ¡Los encontré! ¿Que tal Ajedrez y piano? – Dijo algo dudosa.
— Piano suena excelente, pero.. ¿Ajedrez? Eso es para frikis totalmente.
— Lo se, pero no soy mala en Ajedrez, tal vez no soy la mejor, pero si que soy buena. Y aparte.. Tu no opinas, tu estas en el club de Matemáticas, tu eres el único friki aquí.
— Tal vez soy un friki, pero al menos tengo carisma.
— ¿Dónde? Que no la veo.
— Ja. Ja. Que graciosa.. Ya mejor solo inscríbete y ya está.
Lana no dijo nada y continuo buscando hasta que al final termino yéndose por el Ajedrez y el piano.