▪︎Introducción▪︎

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Todos los días pasaba por la misma avenida y notaba las almas que transcurrían esa vereda desgastada pero aún elegante, mucho más conservada que las demás calles claramente. Siempre que pasaba por ahí, notaba a las personas que recorrían esa zona. Creo que nunca vi a tantas parejas tomadas de la mano y tan enamoradas como las vi en esa avenida. Y no solo parejas, amigos y familias parecían radiantemente felices en cualquier local o parque que estuviera en esa calle.
Comencé a notar que parecía un patrón, uno que se repetía constantemente sin interrupciones. La felicidad yacía en una avenida al parecer.
Me resultaba ridículo pensar en ello cuando tenía una vida que vivir, me daba vergüenza a mí misma por pensarlo y prestar tanta atención a algo tan banal como una avenida. Sin embargo, algo me decía que esa calle tenía mucho más que decirme, que revelarme no sé si solo a mí, quizás necesitaba que alguien prestara atención a su magia un día y entonces, tal vez se revelaría su secreto. O eso creía.
Aclaro principalmente para vos, querido lector, que esta no es una historia de amor con un felices para siempre como en los cuentos que nos leían de chicos. No hay nadie que me salve en esta historia, no hay corcel ni caballero ni mucho menos princesa.
No hay final feliz, no hay nada de esos farsantes finales.
Y sé que me entendiste a la primera, pero es que tengo que recordármelo constantemente para no caer en la trampa de extrañarlo.
Sabiendo esto, bienvenido seas a leerme o mejor dicho, a leerlo...

El Misterio de la Av. Hipólito YrigoyenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora