Capítulo 1

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Quería matarse, Gind quería matarse en ese mismo instante, estaba llegando tarde a su primer día de clases y encima el horrible clima no lo ayudaba en lo absoluto, hacía demasiada calor cómo para levantarse de la cama y abandonar el fresco clima de su pequeño apartamento, esa era una de las razones por las que ahora mismo estaba corriendo por los pasillos intentando buscar su salón de clases, estaba seguro que moriría de tanto correr y quedarse sin aliento.

Fue una pésima idea no revisar la guía de los nuevos estudiantes que le habían dado el mismo día que hizo sus trámites de cambio de universidad, el chico creyó que sería fácil llegar a su salón de clases, definitivamente odiaba las decisiones del  Gind del pasado.

—Hey! Cuidado por dónde caminas!

Escucho a unos chicos gritar de lejos, intento disculparse regresando la vista a ellos mientras seguía corriendo hacía las escaleras.
¿Quién le iba a decir que esta universidad era más grande de lo que creía?

—¡Lo siento! Soy nue…

Las palabras quedaron en el aire cuando sintió un fuerte golpe, la sensación de algo mojando su camisa y sonidos de libros cayendo al piso.
Regreso su vista hacía la persona con la que había chocado para encontrarse con un chico caído en las escaleras, con sus libros regados por todos lados, lápices y un par de hojas sueltas, podría ser la escena perfecta de alguna de aquellas películas de romance que le encantaba ver hasta quedarse sin razón del tiempo en las madrugadas, pero había una pequeña diferencia, que en las películas de romance la otra persona con la que chocaba no estaba mirándolo cómo si lo fuera a asesinar en ese mismo instante.
La camisa de Gind estaba manchada de café, el café del chico, suspiró aliviado de que fuera café helado o de lo contrario sería una humillación terminar en la enfermería en su primer día. — ¡Dios! Lo lamento mucho... — Se apresuró a decir.

Intento recoger los libros y ayudar al joven que estaba aún en el suelo, pero esté le apartó la mano al instante levantándose por si mismo.

—¿Eres idiota? — Fue la única palabra que soltó mientras recogía sus cosas.
Gind se quedó inmóvil ante la brusquedad de las palabras.

—Dije que lo lamentaba…—Murmuró frunciendo el ceño.

—Tus disculpas no me regresarán mi café. — La cara del chico era de enojo, cómo si ese café hubiera sido el último café en el mundo entero, tenía una voz grave y una altura un poco más baja que la suya pero aún así logró asustarlo con solo hablarle de esa manera.
Parecía que había tenido un mal día y que en cualquier momento iba a golpearlo, hace mucho no veía a una persona con tan mal humor por solo un pequeño accidente.

—Lo pagaré. —Estaba por sacar su cartera de su bolsillo pero la mano del chico lo detuvo.

—No me interesa tu estúpido dinero de becario, solo ten cuidado la próxima vez.

Y sin más, se alejó, dejando a un Gind furioso.

¿Becario?

¿Qué demonios le pasaba a ese tipo?
Claro que era un becario, ¿Por qué tendría que tomarlo cómo insulto? No tenía porque tratarlo de esa manera tan despreciable, se había disculpado por el accidente e incluso tenía su camisa manchada de café por su culpa, lo mínimo que podía hacer era aceptar pagar su café y sus disculpas.

—Idiota…

Murmuró para si mismo mientras lo veía alejarse del lugar, limpio sus pantalones y miró su camisa sucia, agradecía bastante haber traído una chamarra y aunque seguramente moriría de calor al menos se vería más decente para su primer día, se dio media vuelta y se encaminó a encontrar nuevamente su salón, sabiendo que había perdido mucho tiempo con aquel molesto chico, era lógico que llegaría tarde, así que no se molestaría en seguir corriendo.

¡Hey! Bonita falda, Gind. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora