El equipo artesano había pasado días intentando descifrar el enigma que les habían dejado los diamantes hallados entre las miles de medusas que encontraron.
La tensión y la frustración aumentaban con cada intento fallido, pero finalmente, el viejo Kaseki había logrado resolver el misterio. El alivio era palpable: resolver ese misterio era crucial para su plan de petrificar a todos.
—¡Ahora alguien tendrá que esconderse muy lejos! ¡Y quien nos revivirá al final será Suika! —anunció Chrome, sus ojos brillando con una mezcla de alivio y emoción.
Su voz resonaba con la seguridad de quien sabe que el camino hacia adelante está finalmente despejado.
—¿Esconderse? ¡Suika es realmente buena en eso! —gritó Suika, que estaba saltando dentro de su calabaza de la emoción.
—Hmh, no te preocupes. Francois te ayudará —dijo Ryusui con una sonrisa tranquilizadora. Su tono era firme pero afectuoso, como si intentara infundir confianza a Suika y al mismo tiempo calmar sus propios nervios.
Francois, con una expresión serena y una actitud que inspiraba confianza, añadió:
—Con mi ayuda, a Suika no le faltará nada.
Francois hizo un gesto hacia su equipo, que estaba listo con el líquido despetrificador y otros suministros de emergencia.
La determinación en su voz era notable, y sus palabras tenían el peso de una promesa que esperaba cumplir con todo su esfuerzo.
Con el equipo de emergencia en mano y la esperanza de una nueva oportunidad, el grupo se adentró en el bosque, desapareciendo de la vista del resto. La espesura del entorno los envolvía, creando una atmósfera de misterio y desafío.
Tsuki, sentada en la orilla de una piedra grande y plana, contemplaba el paisaje con una intensidad melancólica.
El cielo se tornaba de un naranja cálido mientras el sol comenzaba a ocultarse. La brisa movía suavemente su cabello negro, que caía en mechones desordenados sobre su frente.
Senku se acercó a ella con paso decidido. Su rostro mostraba una mezcla de determinación y afecto, mientras buscaba las palabras adecuadas para esta despedida crucial.
—¿Por qué no aprovechas para vengarte de Stanley? —preguntó Senku, su tono entrecortado por un sutil sarcasmo. Su mirada fija en Tsuki reflejaba una mezcla de desafío y preocupación.
Tsuki no desvió la vista del horizonte. Su voz, aunque firme, llevaba consigo una capa de enojo y seguridad.
—Cuando sepa que está aquí, me aseguraré de que no logre llegar hasta acá —sus palabras eran un juramento silencioso, una promesa hecha con el corazón en lugar de con la voz.
Mientras hablaba, Senku inclinó ligeramente la cabeza y miró a Tsuki con una mezcla de admiración y cariño, como si tratara de transmitir todo lo que sentía sin palabras.
Su sonrisa estaba llena de orgullo y ternura, un reflejo del profundo respeto que sentía por ella.
Tsuki se movió lentamente hacia su izquierda, con movimientos tranquilos y deliberados. Se acercó a Senku y colocó su mano sobre la suya.
La luz del atardecer pintaba su rostro con tonos cálidos, dándole un brillo especial. Miró al albino con ojos que brillaban de emoción, su rostro tiñéndose de un suave tono rojo por la luz del sol.
—Aunque estemos separados por el tiempo que vaya a pasar, mi fe en ti no se desvanecerá ni un instante, Senku —dijo Tsuki llena de ternura.
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Oxitocina | Ishigami Senku
FanfictionTsuki, la hija de un yakuza, lleva una vida monótona y sin propósito. Sin embargo, todo cambia cuando conoce a Senku, un joven científico con una visión revolucionaria. Fascinada por su espíritu y empeño, se convierte en su protectora incondicional...