Complemento - VegasPete

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—Pete no pensaría así de ti Vegas, ten más confianza en ti mismo —Kinn le apoyó, ambos tenían una plática profunda porque Vegas jamás podría atreverse a hablarle a Pete.

El no estaba a su altura.

Tampoco podría competir contra ninguno de los que tenían sus ojos puestos en Pete.

Pete simplemente era alguien que podías decir "es mi tipo"

Lastima que no pudiera ser su complemento.

Pete era el estándar, no tenía que tratar de llamar la atención porque no había necesidad realmente.

Su presencia era suficiente.

Vegas... Vegas nunca había pertenecido a ese tipo de personas, populares y que en cualquier pasillo se detendrían a saludar a alguien.

Además, sus lentes no ayudaban, era el pleno 2022 y la moda cambiaba, aunque Kinn le dijera que se miraba bien no podía pensar que era alguien a la altura de Pete.

El no miraba que pudiera complementarlo como debía.

Pero las cosas cambian, o más bien, en un juego de verdad o reto lo harían.

Eran polos opuestos.

Literalmente.

Pete era una bola de energía andante alegre y entusiasmada, no tenía que conocerte para sonreírte.

En cambio Vegas, Vegas era una nube gris que flotaba sin llover, su único amigo era Kinn, quien era otra bola sociable que en cada pasillo saludaba a cualquiera, eso incluía que si alguna vez te habló claro que te saludaría de ahora en adelante.

Vegas no le encontraba sentido a convivir con gente, con su único y especial amigo tenía suficiente, ¿para qué querría convivir con otros?

Oh claro, y también con Pete pero sabía que no se miraría bien con el.

Además, sus anteojos junto su ropa negra no quedaban para nada con la atuendos coloridos de Pete, ni siquiera en joyería conjuntaban.

Ugh.

—Vegas —Kinn alargo su nombre queriendo llamar su atención— ¿me escuchas? ¿Me oyes? —pregunto mirándolo de manera obvia.

—¿Qué?

—Está noche iremos a la fiesta de Pete y no te estoy preguntando —bebió de su bebida sin importarle su reacción de desesperado  por la simple mención de su amor platónico.

Bobooo.

—Ni lo sueñes —tomó sus cosas de la mesa escolar para meterlas a su mochila y empezar a caminar a casa— sabía que tramabas algo.

Desde que le dijo que tenía que irse arreglado porque su madre los había invitado a comer después de que salieran fue sospechoso.

—¡Vegas! Llevas diciéndome desde que empezó el año o más, que te gustaría conocerlo —harto de que siempre se echara hacia atrás— es tu oportunidad deja de ser un llorón.

—¿O sea que no iremos a comer? —Kinn negó.

—Iremos por algo mejor —estiró sus manos sonriendo.

—Ni siquiera me invitaron.

—A ver a ver Vegas, ¿recuerdas la última fiesta? Fuimos los invitados de los invitados de los verdaderos invitados que invitaron, ¿qué más da? Cualquiera puede ir —Vegas lo pensó, era cierto pero sus ansias lo hacían no querer.

—Iremos a mi casa para que te termines de arreglar y de ahí a la fiesta ¿ok? —se rindió y siguió a Kinn a su casa, los dos hablaban normal pero por dentro había un remolino subiendo y bajando por su pecho.