Prólogo

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Resumen: A los 16, no solo estas considerado un adulto, sino también obtienes tu 'marca'... Quizás, ¿en otros tiempos eras un adulto porque conseguías tu marca? La verdad que ninguna de las dos cosas parece estar siendo ningún hito para Shun en estos momentos.

Serie: Saint Seiya.

Personajes: Shun de Andrómeda, Sahori Kido/Athena, Afrodita de Piscis, Saga de Géminis, Kanon de Géminis.

Pareja: Saga-Shun, Kanon-Shun, Saga-Shun-Kanon.

Género: Romance, Drama, Soul Mates (Almas Gemelas), BL (Boys Love), AU (Universo Alternativo).

Rating: M.

Advertencia: Poliamor (Relación Poliamorosa), Escenas de sexo.

Capítulos: Prólogo.

Palabras: 1047

Notas: La idea de este fic nació originalmente para otro fandom, pero me gusto hacer este primero, simplemente lo necesitaba.

Fecha: 14/08/2024.

Beta Reader:

Disclaimer: Todo lo referente a Saint Seiya pertenece a Masami Kurumada y a la Toei.



With the same love.


Prólogo.


Las 'marcas' aparecían al cumplir los 16 años.

No solo como el anuncio de dejar de ser menor de edad, sino que dando también la posibilidad única de reconocer a esa persona que estaba destinada a acompañarnos en el recorrido de la vida.

Shun vivió por primera vez la aparición de una marca el 1 de septiembre.

Sahori le había pedido que no la dejara sola, por lo que él estuvo con ella durante parte de la madrugada, cuando el ardor y la picazón recorrido su antebrazo derecho. Y ella lloraba en silencio, sabiendo la verdad...

No importaba la marca que viera o reconociera en la mañana, ella estaba destinada, como Diosa que era, a amar al completo de la humanidad y no solo a una persona. Por lo que ese día, supuestamente alegre y feliz, tenía un sabor agridulce.

Shun lo entendió, incluso sabiendo que el corazón de Sahori, como humana, ya estaba dado desde mucho antes de que esta marca le ayudase a reconocer a quien debía estar a su lado.

Fueron sus dedos los que la ayudaron a cubrirla con uno de los guantes más largos que podía tener.

Porque, obviamente su marca debía ser de las más grande.

Esperado, pensó Shun. Sahori, después de todo, era la reencarnación de Athena, su marca debía de ser importante. Por mucho que no se esperara que ella eligiera a una persona sobre el resto de la humanidad.

—Siempre hay algo que me lo recuerda. —Murmuró sosteniendo la mano de su santo entre las suyas.

Shun no supo si debía de contestar... Y no sabía qué contestar, en todo caso.

—El hecho de que al fin de cuentas no soy dueña de mi vida.

Sahori sonrió, en parte en agradecimiento a ese compañero y amigo que la había acompañado. En parte, también... A ese nuevo día que había podía superar.

—Soy Athena, Shun. —La joven mujer se puso de pie en su habitación, descorriendo las cortinas que habían sido cerradas la noche anterior, y que buscaban darle una relativa sensación de soledad en medio del gran santuario. —Mientras la humanidad me necesite, cumpliré mi deber...

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