Lo Último de Mí

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Al final, nunca fuiste tan especial.

Una concepción errónea de mi corazón virgen e inexperto en amar y ser amado. Siempre estuve acostumbrado al hecho de no ser correspondido, al no ser entendido, al no ser valorado o amado.

Pero tu, mi hermoso tulipán, me hiciste creer que estaba equivocado. 

Me embriagué de tu amor; era tan cálido y hermoso, tan profundo y cómodo; Nunca había sentido algo tan hermoso. Me comí con gusto cada parte de ti y disfrute como una hermosa sinfonía cada vez que tus hermosos labios rosados pronunciaban mi nombre acompañado por un te amo. 
Amar siempre me pareció una emoción demasiado intensa, muy personal e intima. Bendito sea el hombre que sea capaz de amar, y al escucharte tan convencida al pronunciarla las palabras sagradas, no pude mas que sentirme extasiado al saber que podía también decirlas con total confianza.

Pero tu amor, querido tulipán, no fue más que una sucia prostituta, y yo de iluso lo creí especial.

Quizás te hartaste de mis rarezas, de mis errores, de mis charlas sobre lo mucho que me gustaba esa música emo que tanto odiabas o quizás ni mis besos ni mi cuerpo podían complacer lo que los tuyos exigían, quien sabe.

Quizás yo merecía todo lo que terminó ocurriendo, pero mi amor no merecía ser reemplazado y descartado de esa manera. Ese amor que nunca se vio perturbado ni interrumpido, ni siquiera hoy. Ese amor fue genuino, limpio y enorme. No merecía ese desprecio.

Aprecio infinitamente la cortesía de que fueras tu misma la que me informara de que había sido remplazado de mis funciones como "la única persona que me ha amado" pues, mi reemplazo, con tan solo dos meses de esfuerzo, eclipsó y superó mis tres años ininterrumpidos de amor sin peros. 

En el fondo, debo admitir, que fui un iluso al creer que podría terminar de otra forma. Tú, que nunca pudiste presentarme a tus padres, ni compartir una fotografía ni un beso en donde pudiéramos ser vistos. No sé por qué espere de alguien como tú la fidelidad y amor que te di.

Iluso yo, por creer en el te amo de tu boca y confirmarlo con el calor de tu cuerpo.

Pero, en el fondo si sé por qué lo creí.

Porque te amé. 

Y quizás mi amor haya maquillado la persona insensible que se escondía detrás de esos hermosos rulos y mejillas rojizas. 

Debí aceptar el final mucho antes, cuando me dijiste que ya no te sentías de la misma forma, que ya no podías amarme como antes. Pero es difícil creer en tus palabras cuando semanas después estabas nuevamente sentada en mis piernas con esos ojos, y sabes perfectamente a que ojos me refiero, a esos que podían ver a través de mi como si fuera una película, esos ojos que me quemaban por dentro cuando los posabas en los míos. 

Fue mi culpa, no debí caer en ellos de nuevo. 

Y se que a tus pocas amistades que conocían lo nuestro, les dirás que nosotros ya no éramos nada, y tendrás razón, pero tu sabías muy bien como me sentía y como nos veíamos. No tenías derecho de entregarte como siempre sabiendo que tu corazón ya buscaba un reemplazo de mi. 

Si lo elegiste, si decidiste que fuera así, es tu culpa, pero también fue mía.

No sabías lo que querías, yo te quería a ti. Ambos nos equivocamos. 

Espero que tú y tu amor prostituido pueda ser feliz con aquel que compitió conmigo en una carrera secreta durante esos meses donde te sentí dubitativa y alejada de mí.

Discúlpame por lo patético que fui al rogarte que te quedaras, estaba perdiendo al amor de mi vida, no pensé bien lo que decía y fue imposible no sucumbir ante la impotencia de perder a mi pilar, a mi confidente, amante y persona con la que compartía la misma neurona para ese nivel de autismo absurdo que solo puede ser entendido bajo la lupa del amor.

Si llegaras a leer esto, B.M.P.P, quiero que sepas que te extraño cada segundo que paso lejos de ti, que cada día que pasa se siente mas largo cuando no veo tus buenos días ni se de tu rutina.

Pero a pesar de eso, espero no verte nunca.

No fui perfecto, cometí muchos errores, pero siempre intenté ser mejor, por ti.

Supongo que no pude competir con una cara mas bonita que la mía.

Espero jamás encontrarte junto con mi humillante remplazo, pero también espero, desde lo  mas profundo de mi corazón, que seas feliz y que jamás vuelvas a padecer por aquello que te hacía llorar en las noches hasta la madrugada donde yo era tu único consuelo.

Nunca te olvidaré, porque me enseñaste lo que nunca debo esperar en el amor, y por ello, no te guardo rencor.

Hasta nunca, Pappita. 

Addio, amore mioWhere stories live. Discover now