capitulo 2

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La mañana había llegó con rapidez y tanto nuestro peliplata como nuestra azabache muy poco habían dormido, kagome había sido la primera en levantarse, preparo dos tazas de café y con la llave que inuyasha le había dado, se dirigió a su departamento porque tenían mucho de que hablar antes de su viaje, camino con los café hasta la habitación del peliplata que aun durmia, coloco las tazas en una de las mesitas de noche y se sento a su lado en la cama viendolo dormir detallando cada facción de su rostro, nunca se había dado el tiempo de verlo a detalle, no iba a negar que ahora que lo veía mucho mejor lo consideraba sumamente atractivo y sexy, estaba sin camisa y eso la dejaba admirar mejor su musculoso pecho y abdomen, apesar de no seguir jugando el peliplata hacia constantemente ejercicio para mantenerse en forma y eso lo veía también en sus fuertes y músculosos brazos, suspiro sin saber que rayos le pasaba y porque ahora empezaba haber a inuyasha más que como un amigo debía estarse volviendo loca, mordiendo sus labios llevó con cuidado su mano a acariar su hermoso cabello plateado oyendo su suave respiración, porque no había conocía a inuyasha antes? Su vida ubiese sido mucho más fácil de haberse enamorada de él y no del idiota de koga, suspiro alejando su mano levantándose de la cama dándole la espalda al peliplata que sin darse cuenta ya esta despierto, inuyasha abrió los ojos al sentirla levantarse viendola darle la espalda, trago pesado volviendo a respirar viendo la silueta de la azabache vestida con un mini shor y un suéter rosa qué le quedaba enorme, a inuyasha ninguna mujer le había parecido tan hermosa como kagome, había sido una lástima conocerla en aquellas circunstancias viendola con el corazón partirlo, sabía que kagome se habia cerrado al amor y era por eso que el había octado por callarse sus sentimientos y convertirse en el amigo que ella necesitaba solo para poder estar cerca de ella, bostezo falsamente para que la azabache se diera cuenta que había despertado.

Kagome:oh!! Buenos días.- sonrio algo nerviosa y avergonzada por lo que acababa de hacer.

Inuyasha: buenos días.....te levantaste temprano hoy?.- la miro curioso y algo incomodo porque habia sentido las caricias de la azabache y no sabia como reaccionar a eso.

Kagome: eh...si!! Te traje café para que nos pongamos de acuerdo en lo que le diremos a mi familia.- explico nerviosa sintiéndose estúpida porque nunca se había sentido así con inuyasha, este solo la miro algo confundido por su actuar pero solo termino asintiendo.

Inuyasha: gracias....bueno supongo que si queremos que esto sea creíble tenemos que decir algo creíble.- agradeció sentándose en su cama y tomando su taza de café al mismo tiempo que veía a la azabache sentarse en una silla cerca de el pero a una distancia prudente haciéndolo suspirar cansado.

Duraron al rededor de 2 horas haciendo que su historia tuviera sentido o por lo menos que creyeran qué de verdad eran novios, habían pedido algo para desayunar y eso pareció relajarlos un poco de lo incomodo que estaba resultando todo eso, ya con su historia hecha y luego del desayuno el móvil de kagome había sonado recordandole que hoy saldría con sango a un spa o salon de belleza porque esta se negaba rotundamente a que su amiga se fuera sin verse despampanante, se había despedido de inuyasha pidiéndole que hiciera su maleta y que ella pasaría por el en cuanto terminara sus planes con sango, inuyasha solo la había visto irse sin decirle mucho de lo que haría con sango dejandolo de nuevo solo en su departamento, caminando hasta su cosina saco del refri una cerveza fría apesar de ser apenas las 11 de la mañana sentía que la necesitaba para asimilar todo lo que tendría que hacer con kagome, suspirando le dio un trago a su deliciosa bebida al mismo tiempo que tomaba su movil y marcaba el número de la única persona que lo entendia con respecto a kagome, miroku no se había hecho del rogar y en diez minutos ya estaba tocando la puerta del peliplata dispuesto a escuchar sus penas de amor, dejandolo pasar a su departamento le dio una cerveza y ambos se sentaron en el cómodo sillón de la sala del peliplata empezando su charla de lo que sea que estuviera atormentando a el peliplata.

la boda se mi hermanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora