𝙀𝙞𝙨𝙤𝙥𝙩𝙧𝙤𝙛𝙤𝙗𝙞𝙖

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La silla se mecía de forma suave y repetida haciendo un ruido seco y bajo, apenas si mis oídos tenían la capacidad de distinguirlo.
Este era el único ruido en toda la cocina, quizá el silencio era más monótono de lo que lo había recordado alguna vez

Toc Toc Toc

Sonó directo golpeando en las maderas que posaban debajo de mi cama, este ruido apareció unas 3 ocasiones más, pero cada que revisaba debajo, nunca había nada.

Mire hacia la puerta, ahora los golpes venían de ella, me pregunto qué causaría tal insistencia

Me levanto de mi cama, con mala gana.
Camino hasta esa vieja puerta de madera, pero cuando miro detrás de ella, no hay nada.
Sigo caminando por lo largo del pasillo, esperando encontrar una respuesta o un causante a ese ruido.
Entró al baño, en busca del culpable; El espejo. Cada paso que acorta mi distancia hace que el ruido se vuelva más constante y fuerte. Empiezo a sentir mi cuerpo pesado, cargado, mi respiración es densa, el aire esta paralizado, mi cuerpo solo responde temblando.

Cuando porfin logró estar al frente del espejo, mi cara se derrite, como si de una vela consumiendose a si misma se tratará , no entiendo la forma de mi rostro y pierdo cualquier rasgo distintivo que tenga, mis ojos se vuelven totalmente blancos, como si pudieras ver mi interior con atravesarlos, mis ojeras no están, pero hay quemaduras en lo largo de mis mejillas, mis huesos están más marcados y mi pelo se ve despeinado, bastante descuidado.

Las náuseas aturden mi estómago, mi garganta intenta hacer ruidos pero estos se convierten en pequeños quejidos sin mucho rugido.

¿Que me pasó?

Me veo al espejo una vez más, escucho ese ruido viniendo del otro lado del vidrio, era insoportable, intenso, fuerte y constante, no se iba.

Mi cabeza empezó a dar vueltas, mi imagen en el espejo y los ruidos insoportables me hicieron dar un grito ahogado.

Me estaba quedando sin aire..

Mi cuerpo no se movía, el peso de este era tanto que sentía que mis huesos se quebrarian al mínimo contacto.

Había una presión tan fuerte en mi cabeza que me hacía pensar que cuándo se fuera, la decapitación me alcanzaría.

En un intento desesperado de entrar a ese espejo, mi cuerpo se derritió también. Todo lo que conocía como carne y huesos, se convirtió en un vaso de agua derramado en el suelo de mi baño.

Dime, algo del espejo, ¿sabes cuantas veces puedes derramar el agua de un vaso?

El vidrio que cubre tu espejo no es tan diferente al que conforma mi vaso

La diferencia es que el espejo esta vacío

Y mi vaso está derramado..

─ 𝙇𝙤𝙨 𝘾𝙤𝙧𝙩𝙤𝙨 𝙙𝙚 𝑳𝙞𝙖 ! 🪼⃞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora