03

94 9 0
                                    







⇨♡⇦






Mark

 



Me sorprendió muchísimo que Jaemin no me estuviera gritando. Lo estaba mangoneando un poco, pero estaba funcionando. No solo estaba haciendo una maleta para volver a mi casa, sino que yo había conseguido mi anillo en su dedo.

Lo consideré una victoria.

Había dos agentes de policía en la sala de estar destruida de Jaemin cuando volví a entrar. Los hombres que habían estado en el suelo habían sido retirados. Esperaba que eso significara que habían sido arrestados y que se dirigían a la cárcel. Levantaría el santo infierno si no lo fueran.

—Yuta, ¿podrías ayudar a Jaemin, por favor? 

—Sí, señor. 

Me volví hacia un lado cuando Yuta pasó a mi lado y luego caminé más hacia la sala de estar. 

—Oficiales, soy Mark Lee. ¿Entiendo que necesitan hablar conmigo? 

Uno de los agentes pasó a una nueva página de su bloc de notas. El otro me miró con la boca abierta, diciéndome que, al menos, sabía quién era yo.

—¿Qué puede decirme acerca de lo que ocurrió aquí esta noche, señor Lee? —Me preguntó el primer oficial.

—Iba de camino a visitar a mi prometido cuando escuché gritos. Mi guardaespaldas, el conductor y yo entramos y encontramos a dos hombres que intentaban robarle a mi prometido y destruían su casa. Mi guardaespaldas los detuvo hasta que llegaron. 

—¿Le estaban robando? —Preguntaron los chicos, obviamente dudando de mí.

—Supongo que eso es lo que estaban haciendo. ¿Por qué si no iban a destruir el lugar si no estaban buscando cosas para robar?

El oficial se encogió de hombros con indiferencia.

—Podría ser cualquier cosa. Drogas, armas... 

—Se lo aseguro, oficial. Mi prometido no consume drogas, ni posee un arma. Creo que fue más un caso en el que querían robarle a Jaemin porque es mi prometido.         

El oficial miró alrededor del pequeño apartamento y luego me miró como si estuviera loco. 

—¿Está casado, oficial? 

El chico asintió.

—¿Y cuánto pagó por el anillo de compromiso de su esposa? 

El chico se encogió de hombros. 

—No lo sé, como mil doscientos dólares. ¿Por qué? 

—Pagué más de veintidós mil dólares por el anillo de compromiso de Jaemin, y la única razón por la que le compré uno tan barato es porque no me permitió comprarle un anillo más caro.

Los ojos del chico se agrandaron. 

—Si tiene esa cantidad de dinero, ¿por qué vive aquí? 

—Porque Jaemin se niega a vivir conmigo hasta que estemos casados. Él es pasado de moda de esa manera. —Hice una mueca mientras echaba un vistazo a la habitación destruida. —Aunque, creo que eso está a punto de cambiar. No puedo dejarlo aquí si no va a estar seguro.

Sonreí mientras miraba al bebé en mis brazos. 

—Tenía a mi hijo con él cuando esos hombres entraron aquí. Si algo le hubiera pasado a alguno de ellos... —Negué con la cabeza.

Mill | MarkminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora