. prólogo .

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El sol se asomaba lentamente, alumbrando cada rincón de la habitación. Era lunes y, como siempre, Evan se levantó con desgana para ir a la escuela. Mientras se levantaba de la cama, murmuró en chileno:

"Estoy hasta el tope de esta escuela de mierda".

Se dirigió pesadamente a la cocina, donde su padre, Slenderman, lo esperaba.

"Hola, hijo", lo saludó.

Evan respondió con un simple "Hola, papá".

Slenderman le preguntó qué quería desayunar, pero Evan, en un arrebato de ira, gritó:

"¡Quiero matar a mi madre!", continuamente asesinó a su madre de forma feroz.

Slenderman intervino, reviviendo a su esposa y besándola de forma apasionada.

Evan se disculpó y, luego, se enfocó en su teléfono, donde miraba a su "hermoso omeguita coreano".

Pronto, se rió serio, pensando:

"Solo es cuestión de tiempo para que seas de mi propiedad, princesa...".

Mientras tanto, en la escuela:

Walter caminaba tranquilamente hasta que chocó con un chico emo rubio.
Al caer, se le cayeron los libros y los lentes.

Evan rápidamente recogió los lentes y los escondió en su bolsillo, luego recogió los libros y se fue corriendo al baño.

Allí, lamió los lentes y susurró:

"Te amo, Walter".

Salió silenciosamente del baño y vio a Walter buscando sus lentes, recordando que era ciego.

Evan se puso nervioso y, en un arrebato, pateó la cabeza de Walter y se fue corriendo a la siguiente clase, entretanto el anteriormente nombrado se desangraba.

Mientras tanto, alguien los acechaba desde el otro pasillo, pensando: "Serás mío, Evan...". Al tiempo en el cual masturbaba ansiosamente su falo.

Continuará.

I can fix himDonde viven las historias. Descúbrelo ahora