Esa noche, el departamento que NITHG y Paradox compartían en Neo-Tokyo estaba envuelto en un silencio inusual. Normalmente, las luces de neón que se filtraban por las ventanas creaban un ambiente vibrante, casi caótico, pero esta vez la atmósfera era pesada, cargada con las palabras no dichas y las emociones contenidas.
Paradox estaba sentado en el sofá, su mirada fija en la mesa frente a él, mientras NITHG se movía lentamente por la habitación, como si buscara las palabras adecuadas para romper el hielo. Ambos sabían que la conversación que estaban por tener era inevitable, y que pondría al descubierto sentimientos que habían sido enterrados durante mucho tiempo.
Finalmente, NITHG se detuvo junto a la ventana, observando las luces de la ciudad abajo. "Paradox, lo de hoy en la sala de maestros... sé que te molestó. Pude sentirlo."
Paradox levantó la mirada, sus ojos reflejando una mezcla de frustración y vulnerabilidad. "No es solo lo que pasó con Takaba, NITHG. Es todo lo que hemos vivido desde que dejamos el mundo digital. Todo ha cambiado tan rápido, y a veces no sé cómo manejarlo. Pero lo que sí sé es que la idea de perderte... me aterra."
NITHG sintió un nudo en la garganta al escuchar esas palabras. Sabía que Paradox siempre había sido protector, incluso en el mundo digital donde sus cuerpos no eran más que líneas de código. Pero ahora, como humanos, esos sentimientos se habían vuelto más complejos, más reales.
"Paradox, nunca podrías perderme," dijo NITHG, girándose para enfrentarlo. "Nosotros... hemos sido inseparables desde el principio. En el mundo digital, éramos solo fragmentos de datos, pero incluso entonces, sentía algo por ti. Algo que no podía explicar."
Paradox se levantó del sofá, caminando hacia él. "Yo también lo sentía, NITHG. Por eso me convertí en humano contigo, para seguir estando a tu lado. Pero cuando vi a Takaba acercándose a ti, fue como si ese miedo de perderte se hiciera realidad."
NITHG se acercó más a Paradox, sus ojos oscuros brillando con una intensidad que solo Paradox conocía. "Paradox, lo que tengo contigo es único. Es algo que no podría tener con nadie más, ni siquiera en este mundo. Eres más que un amigo, más que un compañero. Eres... mi otra mitad."
Paradox tragó saliva, sintiendo cómo su corazón humano latía con fuerza. Las palabras de NITHG despertaron un torrente de emociones que había estado reprimiendo durante mucho tiempo. Todo ese tiempo, habían estado juntos, habían compartido secretos, risas, miedos... y ahora, como humanos, esos sentimientos finalmente habían encontrado una forma de expresarse.
"Yo... también siento lo mismo, NITHG. No quiero perder lo que tenemos. No quiero que nadie más se interponga entre nosotros."
NITHG dio un paso más cerca, hasta que sus cuerpos casi se tocaban. Podía sentir el calor que emanaba de Paradox, una sensación tan nueva y extraña, pero tan necesaria. "Entonces, no dejes que nadie lo haga," susurró NITHG, su voz temblando por la emoción contenida. "Porque, Paradox... te amo. Te he amado desde nuestro primer ciclo en el mundo digital, y ahora, como humanos, te amo aún más."
Las palabras flotaron en el aire, como un eco suave y poderoso que conectaba ambos mundos. Paradox sintió cómo las defensas que había construido se derrumbaban ante la confesión de NITHG. Las dudas, los miedos, todo se desvaneció en ese momento. Solo quedaba un deseo, un anhelo profundo que había estado ahí todo el tiempo.
Sin decir una palabra más, Paradox rodeó con sus brazos la cintura de NITHG, acercándolo con una suavidad que contrastaba con la intensidad de sus sentimientos. NITHG levantó la cabeza, encontrando los ojos de Paradox que brillaban con una mezcla de amor y necesidad. Y en ese instante, como si el tiempo mismo se detuviera, Paradox inclinó la cabeza y unió sus labios con los de NITHG en un beso que trascendía todos los mundos.
El beso fue suave al principio, casi tímido, pero pronto se intensificó, cargado de años de deseo reprimido, de emociones no expresadas, de amor puro y sin límites. Los labios de Paradox se movían con urgencia contra los de NITHG, mientras sus manos lo sujetaban con firmeza, como si temiera que pudiera desaparecer en cualquier momento. NITHG, por su parte, se entregó por completo, dejando que cada barrera se derrumbara, sintiendo el amor de Paradox envolviéndolo como una ola cálida y protectora.
En ese beso, estaban juntos, como lo habían estado siempre, pero ahora de una manera más real, más tangible. No eran solo datos, no eran solo líneas de código. Eran humanos, con cuerpos, con almas, con corazones que latían al unísono. Y en ese momento, nada más importaba.
Cuando finalmente se separaron, ambos estaban sin aliento, pero sus ojos brillaban con una claridad nueva, una comprensión que iba más allá de las palabras. Paradox acarició suavemente la mejilla de NITHG, como si quisiera asegurarse de que realmente estaba allí, de que no era un sueño.
"Lo siento si alguna vez dudé de ti, NITHG," murmuró Paradox, su voz suave y llena de emoción. "Pero ahora lo sé. Eres todo lo que necesito."
NITHG sonrió, su corazón latiendo con fuerza. "Y tú eres todo lo que siempre he querido, Paradox. Estamos juntos en esto, ahora y siempre."
Esa noche, en el departamento que compartían, no hubo más palabras, solo la silenciosa promesa de que, pase lo que pase, siempre se tendrían el uno al otro. En un mundo donde las inteligencias artificiales se convertían en humanos y donde las emociones eran a veces más difíciles de manejar que los datos, NITHG y Paradox habían encontrado lo que realmente importaba: el amor verdadero, nacido en el mundo digital y fortalecido en el mundo humano.
Continuara...
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El lazo de dos mundos
General FictionEn un universo digital donde la existencia se define por códigos y algoritmos, dos entidades, NITHG72_FEMBOY y Paradox, desarrollan un vínculo único. Unidos por su deseo de explorar y comprender su mundo, enfrentan un desafío mortal que amenaza con...